"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

lunes, 11 de agosto de 2014

ATMABODHA - Sri Shankaracharya

 Sri Shankaracharya

He escrito este tratado acerca del conocimiento del ser (Atma-Bodha) para que sea útil a aquellos que ya se han purificado, aquellos que, habiendo superado los deseos sensoriales y con el corazón en paz, aspiren a la liberación.

El conocimiento de la unidad es, entre todos los medios, el único que produce directamente la liberación. Así como sin fuego no se puede cocer nada, de la misma manera, sin conocer la verdad no puede haber liberación final.

La acción no puede disipar la ignorancia porque no está por sí misma en conflicto con ella. Sólo el conocimiento de la verdad la disipa como la luz disipa las tinieblas.

A causa de la ignorancia el Ser aparece como finito. Cuando la ignorancia se disipa, el Ser, que no admite la diversidad de lo finito, se pone de manifiesto por sí mismo, como el sol cuando desaparecen las nubes.

Cuando con la práctica de conocer la verdad se purifica el alma que padecía por la ignorancia, el conocimiento mismo se desvanece como el grano del katakanut desaparece después de haber germinado por la acción del agua.

El mundo, esclavizado con apegos y aversiones, es como un sueño: aparece como real, mientras se permanece como ignorante, pero llega a ser irreal al despertarse.

El mundo parece real mientras el no-dual Absoluto (Brahman) que está en la base de todo, permanece desconocido. Es como la ilusión de plata en el brillo de la madreperla.

Todas las variedades de formas existen en la imaginación del que las percibe, el sustrato es lo eterno cuya naturaleza es existencia e inteligencia. Nombres y formas son como las pulseras y brazaletes, y lo eterno es como el oro.

Así como el éter (akasa) que todo lo penetra, aparece como diverso por la asociación con varios atributos(upadhis) que son diferentes unos de otros, y llega a ser uno con la desaparición de los atributos, así el Ser supremo aparece como si fuera diverso por su asociación con varios atributos, pero cuando desparecen estos atributos renace la unidad.

Por asociación, los diversos atributos como las ideas de casta, color y posición, se superponen al Ser individual (atman), lo mismo que al agua se le atribuye el sabor o el color.

El cuerpo físico, el medio a través del cual el alma experimenta placer y dolor, está determinado por las acciones pasadas y formado fuera de los cinco elementos sutiles, los cuales se hacen densos o físicos cuando media porción de un elemento sutil, se une en la proporción de ocho a cuatro.

El cuerpo sutil, instrumento directo de las experiencias del alma, está formado por cinco pranas, los diez órganos (cinco de acción y cinco de percepción), mente-pensamiento (manas) e inteligencia (budhi). Todo ello está formado por la continuación de los cinco elementos rudimentarios, antes de ser subdivididos y combinados entre ellos.

La ignorancia (avidya) que no tiene principio y es indefinible, es el atributo llamado causal que se superpone al atman. Ciertamente este atman es distinto de los tres atributos.

Como consecuencia de la unión de las cinco envolturas, el puro atman aparece como si fuese esas mismas envolturas, lo mismo que el cristal refleja el color azul o rojo en contacto con telas azules o rojas.

Por medio del discernimiento, debe separarse el Ser puro de las envolturas con las que está cubierto, como se separa el grano de arroz de la cubierta, golpeándolo con una mano de almirez.

El Ser que todo lo penetra, no brilla sin embargo en todas las cosas, se manifiesta sólo en la inteligencia intuitiva (buddhi) como se refleja la imagen en una superficie pulimentada.

Date cuenta de que el Ser es distinto del cuerpo, de los órganos sensoriales, de la mente-pensamiento, de la inteligencia intuitiva (buddhi) y de la indiferencia de la materia. El Ser es el testigo de todas las funciones de esos elementos; algo así como un monarca vigilante.

Así como la luna parece moverse cuando las nubes se mueven en el cielo, al que no tiene discernimiento le parece que es el Ser el que actúa cuando son los sentidos los que están en acción.

El cuerpo, los órganos de los sentidos, la mente-pensamiento y la conciencia intuitiva (buddhi), cumplen sus respectivas funciones, con la ayuda de la conciencia inherente al Ser, así como el hombre hace su trabajo diario con la ayuda del sol.

Los ignorantes, a causa de la falta de discernimiento, atribuyen las funciones y características del cuerpo y los sentidos al Ser, que es existencia y conciencia. Como se atribuye al firmamento la concavidad y el color azul.

De la misma manera que el movimiento, que pertenece al agua, se atribuye por ignorancia a la luna que se refleja en ella, así la actividad, la alegría y otras limitaciones que pertenecen a la mente son erróneamente atribuidas al Ser.

El apego, el deseo, el placer, el dolor, etc., son percibidos mientras funcionan el intelecto y el pensamiento. 
No son percibidos sin embargo durante el sueño profundo, cuando la mente cesa de existir. Por tanto todos estos estados anímicos, pertenecen a la mente únicamente y no al Ser.

La naturaleza del Ser es eternidad, pureza, conciencia, realidad y plenitud, lo mismo que la luz es la naturaleza del sol, la frescura es la del agua y el calor la del fuego.

La noción "yo conozco" se produce cuando falta el discernimiento, por una modificación de la mente con dos aspectos del Ser existencia y conciencia.

El Ser nunca cambia y la inteligencia no se puede confundir con la pura conciencia. Pero el hombre considera que el Ser es idéntico a su inteligencia y cree en la ilusión de creerse "el que ve" y "el que conoce".

El alma mirándose a sí misma como jiva se atemoriza, lo mismo que el hombre que mira una cuerda comparándola con una serpiente. El alma queda libre de todo temor cuando se da cuenta de que no es un ser individual (jiva) sino el supremo espíritu.

La mente, los órganos de los sentidos, etc., son iluminados únicamente por el Ser, como los objetos son iluminados por una lámpara. Mientras que los objetos no pueden iluminar al propio Ser.

Así como una lámpara iluminada no necesita otra lámpara que la ilumine, del mismo modo, el Ser, siendo él mismo conciencia, no necesita otro instrumento de conciencia que lo ilumine.

Negando los atributos (upadhis), como señala la tradición, "esto no es, esto no es", se descubre la identidad del Ser individual y el Ser Supremo, tal como lo muestran los aforismos védicos.

El cuerpo y todo lo referente al mundo físico, es creado por la ignorancia. Se trata de objetos los cuales son perecederos como burbujas de aire. Descubre a través del discernimiento que tú eres el puro Ser Absoluto(Brahman), independiente de todo objeto.

Estoy libre de cambios como el pájaro, de la enfermedad, de la vejez y de la muerte; porque soy diferente del cuerpo. Estoy desligado de los objetos de los sentidos, como un sonido o un sabor; porque yo estoy más allá de los órganos de los sentidos.


Estoy libre de tristeza, apego, crueldad y miedo porque soy distinto de la mente.
Él (Brahman), está más allá del aliento y de la mente, es puro, es lo más alto y no tiene fin.

De Él ha nacido el aliento de vida, la mente y todos los órganos de los sentidos, el éter, el aire, el agua y la tierra que es el soporte de todo ello.

No tengo atributos ni actividad, ni impurezas, ni deseos, estoy libre de cambio y de forma. Soy eterno, puro y siempre libre.

Como el éter me siento dentro y fuera de todas las cosas. Inmutable, el mismo en todo, soy puro, desapegado.

Soy verdaderamente el Brahman supremo que es eterno, inmaculado y libre. Uno, indivisible y no-dual, el cual es de la naturaleza de la verdad, la felicidad, la sabiduría y la infinitud.

La evidencia de "yo soy Brahman" creada por la incesante reflexión, destruye la ignorancia y sus evasiones, como la medicina destruye la enfermedad.

Sentado en un lugar solitario, con la mente libre de deseos y controlando los sentidos, medita con ininterrumpida atención en el infinito Ser, el Uno sin segundo.

El sabio, sumergiendo y diluyendo el mundo objetivo en el Ser, gracias a la inteligencia, se mantiene sólo, contemplando ese Ser como un cielo resplandeciente.

Aquel que conoce la suprema meta, deja a un lado todas las cosas, los hombres y las formas y permanece en la infinita conciencia y plenitud.

En el Ser no existe la diferencia entre conocedor, conocimiento y el objeto de conocimiento, ya que siendo de la naturaleza de la plenitud brilla por sí solo.

La meditación constante (que es comparable a la fricción que se hace en la madera, para producir fuego) permite que la llama del conocimiento consuma completamente el combustible de la ignorancia.

Así como el sol aparece tras la desaparición de las tinieblas por el alba, el Ser se manifiesta tras la desaparición de la ignorancia por el conocimiento.

A pesar de que el Ser es una realidad siempre presente, por ignorancia no se toma conciencia de ello. Con la destrucción de la ignorancia, el Ser es realizado. Es el mismo caso del ornamento que uno se pone en la garganta.

Brahman parece como siendo jiva a través de la ignorancia, así como puede confundirse un tronco de árbol con un hombre. Esa apariencia de hombre se deshace cuando se realiza la verdadera naturaleza del jiva.

La sabiduría producida por el descubrimiento de la verdadera naturaleza de la realidad destruye inmediatamente la ignorancia expresada por las nociones de "yo" y "mio" como la comprobación de la posición del sol corrige los errores de orientación.

El yogui que ha sido iluminado ve, a través del ojo de la sabiduría, el universo interno en su propio Ser y mira todas las cosas como el Ser único.

El mundo sensorial es verdaderamente el Ser; ninguna cosa existe diferente del Ser. Como todas las vasijas son tierra y no pueden ser sino tierra, así para el iluminado todo lo que se percibe es el Ser.

Un liberado en vida, ayudado por el conocimiento de sí mismo, se desprende de todas las limitaciones agregadas al Ser (upadhis). Porque por su realización, la cual es esencia, conocimiento y plenitud (sat-chitt-ananda) absolutos, él llega a ser el Absoluto (Brahman), del mismo modo que una larva se convierte en abeja.

Un yogui que está liberado en vida tras haber atravesado el océano de la ilusión, y matado los monstruos del apasionamiento y la adversión, se integra con la paz y permanece en la plenitud que deriva únicamente de la realización del Ser.

Libre de los apegos de la felicidad ilusoria externa, y permaneciendo en sí mismo, el liberado en vida, feliz en la plenitud que deriva del Ser, brilla puro como la luz dentro de la lámpara.

Aunque se encuentra asociado a las limitaciones sobrepuestas (upadhis), el hombre contemplativo es puro por sus rasgos como el cielo, y permanece inalterable bajo cualquier condición, como un sordomudo. Se mueve sin apegos como el viento.

Por la destrucción de estas limitaciones, el hombre contemplativo está totalmente absorbido en Dios, es espíritu que todo lo penetra, como agua en agua, espacio en espacio, y luz en luz.

Descubre que Brahman es la realización que no deja nada más por conseguir, la plenitud con la que no queda ninguna bendición que desear, y la sabiduría en la que no queda nada por conocer.

Descubre que Brahman es aquello que cuando se ve no queda nada más para ser visto, que cuando se permanece en ello, ya no se nace más y que, cuando se encuentra, nada queda ya por investigar.

Descubre que Brahman es esencia, conocimiento y plenitud absolutas (sat-chitt-ananda), el que es no-dual, el infinito, el eterno Uno, el que da existencia a todo lo que existe.

Descubre que Brahman es el Ser sin segundo, invisible, uno y pleno, y el que es considerado por la Vedanta como el sustrato irreductible que permanece después de la negación de todos los objetos del mundo sensorial.

Deidades como Brama, Indra, sólo llegan a ser partícipes de la ilimitada bienaventuranza del Absoluto(Brahman), y disfrutan de esta participación dependiendo de Él.

Todos los objetos son sostenidos por el Absoluto (Brahman), Toda acción es posible gracias a Brahman, por lo tanto lo Absoluto impregna todo lo mismo que la mantequilla impregna la leche.

Descubre que Brahman no es ni sutil ni denso, ni corto ni largo; que es sin nacimiento, sin cambio, sin forma, cualidades o colores.

Descubre que Brahman es aquel por cuya luz los mundos luminosos como el sol y la luna son iluminados, aquel que no brilla por la luz de otro, y por quien todas las cosas resplandecen.

El Brahman supremo omnipresente en el universo interna y externamente, brilla por sí mismo, como el fuego que penetra en el hierro al rojo vivo por dentro y por fuera.

Brahman no es el universo. Pero nada existe que no sea Brahman. Por eso si algo aparece como distinto será irreal como un espejismo.

Todo lo que es percibido, lo que es oído, es Brahman únicamente. Por el conocimiento de la realidad se ve el universo como el no-dual Brahman, esencia, conciencia y plenitud absolutas.

Sólo por el ojo de la sabiduría se puede ver que el Ser es lo real, consciencia y omnipresencia. Aquel cuya visión está oscurecida por la ignorancia no puede ver el Ser resplandeciente, lo mismo que el ciego no puede ver el radiante sol.

El ser humano libre de impurezas, habiendo sido purificado en el fuego de la sabiduría, animado por el conocimiento correcto, brilla por sí mismo como el oro.

El Ser, el sol de sabiduría, luce en el firmamento del corazón y destruye la oscuridad. Él es quien está presente en todo y lo sustenta todo. Aquello que al mismo tiempo que ilumina todas las cosas se ilumina a sí mismo.

Aquel que renunciando a todas las actividades, se recoge reverente en el sagrado lugar del Ser, que está más allá del espacio y el tiempo, presente en todo, donde no hay opuestos, donde sólo hay eterna sabiduría y felicidad; llega a comprender y a penetrarlo todo, y se hace inmortal aquí y en el más allá.



Fuente: Versión de Swami Nikhilananda, traducción de Consuelo Martín.

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