"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

martes, 28 de octubre de 2014

HARINAMA CINTAMANI - Srila Bhaktivinoda Thakur - part 3

Capítulo 3

La sombra del Santo Nombre
(Nâmâbhâsa)


Todas las glorias a Gadai y Gaurânga, y a Nityânanda, la vida de Jâhnavâ. Todas las glorias a Sîtâ y a Advaita, y a Srîvasa y a todos los devotos.


Srî Caitanya Mahâprabhu, en su misericordia, levantó a Hari Dâs en sus propias manos y dijo:

“Escucha Hari Dâs mis palabras: Explica ahora en detalle el significado de namâbhasa.

Si entendemos completamente el nâmâbhâsa, el canto del Santo Nombre se hará puro y, por el poder de ese canto puro, terminará esta existencia material. El Santo Nombre, como el sol, extingue la oscuridad de mâyâ o ilusión. No obstante, a veces, las nubes o la niebla le tapan el sol al observador, de modo que sólo pasa una parte de la luz.

De la misma manera, cuando los anarthas y la ignorancia predominan, el sol del Santo Nombre se eclipsa y solamente se percibe una porción del efecto total del Santo Nombre; por lo tanto, en algunos casos, el Santo Nombre aparecerá con toda la fuerza en el corazón del cantor, pero en otros casos, las nubes de ignorancia y los anarthas minimizarán el efecto del Nombre en el cantor.

¿Qué es la ignorancia? La ignorancia es de tres tipos: primero está la ignorancia del Nombre, cuando la jîva no conoce la naturaleza espiritual del Santo Nombre que ha aceptado; esta ignorancia, como la niebla, conduce a la oscuridad. En segundo lugar, una persona que ignora que Krsna es el Señor Supremo, seguirá la adoración de los semidioses y el sendero de la piedad material.
En tercer lugar, el que es ignorante de la naturaleza trascendental de su propio ser, jîvâtma, una parte infinitesimal de Krsna y su mundo; se refugia en el mundo temporal y de la ilusión. Así permanecerá
eternamente en la ignorancia”.

Cuando el Señor hubo terminado, Hari Dâs dijo: “Hoy soy muy afortunado porque el mismo Señor Supremo, Srî Caitanya, escuchará acerca del Santo Nombre”.

Hari Dâs explicó primero acerca de la ignorancia:

“Tener conocimiento significa saber que Krsna es el Señor, que las entidades vivientes son sus sirvientes y que el mundo material es una manifestación densa, inconsciente o un subproducto del
Señor. La persona que no conoce claramente la naturaleza de estos principios y sus relaciones, vive bajo la sombra de la ignorancia. Esta es una causa de nâmâbhâsa o el cubrimiento de sol del Santo Nombre puro, por lo cual no se pueden sentir todos sus efectos.

En realidad, la niebla de la ignorancia simplemente cubre el ojo de la entidad viviente individual en una posición localizada; tal como el sol se hace visible solamente desde la posición relativa del individuo bajo la nube, pero realmente nunca está cubierto. Así, el Santo Nombre nunca está cubierto, porque no es diferente de Krsna y es eternamente trascendental y puro. Los efectos totales están disminuidos para la gente que tiene sobre sus ojos la nube de los anarthas y la niebla de la ignorancia.

¿Qué son los anarthas? Estos son calificados como la sed por los objetos materiales (asat trsnâ), miseria del corazón (hèdaya-daurbalya) y ofensas (aparâdha).

La categoría de la sed por los objetos materiales está dividida así: codicia por los objetos materiales en este mundo, codicia por los placeres sensuales celestiales en la próxima vida, codicia por los poderes místicos del yoga y el deseo de liberación en el brahman.

La debilidad del corazón se puede analizar como un apego a las cosas efímeras no relacionadas con Krsna: el engaño, la envidia por el progreso de alguien, y el deseo de prestigio y fama.

La ofensa o aparâdha se puede dividir en: ofensa al Santo Nombre, ofensas a Krsna mismo (sevâ aparâdha), ofensas a los devotos de Krsna y ofensas a las otras entidades vivientes. Por estas ofensas, la influencia del Santo Nombre llega a obstruirse y la naturaleza trascendental del Santo Nombre no se manifiesta.

La entidad viviente continuará bajo la sombra de nâmâbhâsa, tanto tiempo como permanezca ignorante del sambandha tattva, los aspectos básicos concernientes a la jîva, a Dios y a la naturaleza
material y su relación mutua. Sin embargo, cuando el estudiante se refugia en un guru fidedigno, por la fuerza de su eficaz práctica espiritual, él puede quitar las obstrucciones que bloquean el sol del Santo Nombre. Cuando las nubes y la niebla se disipan, el brillante sol del Santo Nombre se hace visible y confiere al devoto el tesoro del amor de Dios. Después de que el guru fidedigno entrega el sambandha jñâna, instruye al discípulo en la práctica de cultivar el Santo Nombre (sâdhana bhakti). Esto se llama abhidheya o proceso. Mediante este proceso específico el Nombre mostrará su influencia y desterrará los anarthas. Finalmente, la jîva realiza la meta de la vida, el amor por Dios, y en esa posición continúa su función de cantar el Santo Nombre en absoluta bienaventuranza espiritual (prema).

La ignorancia del conocimiento correcto se explica como sigue: la entidad viviente se refugia en el guru fidedigno, y con genuina fe recibe el conocimiento correcto acerca de Krsna, el alma espiritual,
la naturaleza material y la relación de los tres, de acuerdo a las escrituras. Krsna es el Señor eterno y las entidades vivientes son sus eternos sirvientes, unidos al Señor por el lazo de prema o amor. Esta relación de la jîva con Dios en prema bhakti, también es eterna. Esta es la naturaleza constitutiva de la entidad viviente, la cual solamente tiene que ser descubierta. No obstante, cuando la jîva olvida que es la eterna sirviente de Kèëòa, entra en el mundo material buscando la felicidad. Pero este universo
de ilusión es la casa de prisión para las jîvas, que actúa como el proceso curativo o reformador que castiga a las jîvas por apartarse de Krsna. El mundo material tiene como propósito ser un lugar de
purificación.

Mediante la misericordia de los devotos vaisnavas puros del Señor, si la jîva acoge el Krsna nâma con el conocimiento correcto de sambandha, entonces alcanzará ciertamente el gran tesoro de prema, la actividad perfecta de la entidad viviente. En ese momento, incluso hasta la liberación de emerger dentro de la refulgencia del Señor se hace detestable. Pero mientras el conocimiento trascendental
de sambandha no sea aceptado, permanecen los anarthas y la ignorancia, y la persona continuará en la plataforma de nâmâbhâsa. Aunque la persona cante, el efecto es limitado.

A pesar de ello, aun el cantar en el estado de nâmâbhâsa es considerado muy auspicioso. Se considera que es la actividad piadosa superior, ya que, mediante la acumulación de actividad nâmâbhâsa se gana, con el tiempo, la fe para aceptar el servicio devocional apropiadamente. Se considera que nâmâbhâsa es superior a las actividades del yoga, el sacrificio, las normas de varnasrama, las austeridades etc., porque conduce a la senda del bhakti puro.

Los procesos de yoga, las austeridades, etc., a menos que se combinen con algunas actividades del bhakti, nunca conducirán a éste.

¿Cuáles son los efectos de cantar en nâmâbhâsa? Al cantar en nâmâbhâsa, todos los efectos pecaminosos son destruidos y se puede lograr la liberación del mundo material. Todos los efectos de Kali yuga son vencidos. Al cantar en este estado, todas las ansiedades se alejarán y se podrá obtener paz. Aun las influencias de los fantasmas, demonios, espíritus y planetas desfavorables se anulan también. Incluso los habitantes de los planetas infernales pueden alcanzar liberación al cantar en nâmâbhâsa, porque nâmâbhâsa destruye los efectos de las actividades pecaminosas ya cometidas (prârabdha karma). Por esta razón, nâmâbhâsa es aún más poderoso que los Vedas y los lugares sagrados, pues supera todas las actividades piadosas materialistas de karma-kanda.

Debido a que el Santo Nombre está investido con todas las energías trascendentales de Krsna, al cantar, aun en nâmâbhâsa, se pueden alcanzar las metas de dharma, artha, kama y moksa, los deseados objetivos del varnasrama. Este cantar puede entregar la posición de felicidad en el universo material. Es el único refugio de los desamparados. Se puede llegar a los límites del planeta
Vaikuntha mediante este canto, y las escrituras recomiendan el Nombre como el proceso para Kali yuga en particular.

Nâmâbhâsa como actividad piadosa sin intención, se puede clasificar en cuatro especies: sânketyam, pârihâsyam, stobham y hela.

Cantar en sânketyam, o indirectamente, significa cantar el nombre Visnu o Krsna con una concepción materialista específica, o cantar el Santo Nombre sin intención, mientras se piensa en algún otro objeto con el mismo sonido. Un ejemplo de la primera clase es Ajamîla, quien pronunciaba el nombre de su hijo, que por coincidencia se llamaba Nârâyana. Él cantó el nombre de Visnu, pero con la intención de llamar a su hijo; sin embargo, fue salvado de los yamadûtas y alcanzó el planeta Vaikuntha. Un ejemplo de la segunda clase de sânketyam, es el yavana que canta ‘hârâm’ cuando se está muriendo, porque las sílabas ‘hâ’ y ‘râm’ están presentes formando un nombre de Visnu accidentalmente. Esta persona alcanza la liberación porque este tipo de nâmâbhâsa es el menos ofensivo, y el poder del Santo Nombre permanece intacto en alto grado.

Alguien que pronuncia el nombre del Señor en pârihâsyam, una modalidad en chiste, como lo hizo Jarâsandha, también cruza sobre el mundo material. Pronunciar el Nombre en pârihâsyam o en mofa, como lo hizo Sisupâla, puede también cortar las cadenas de la existencia material. Pronunciar el Nombre en hela o desatención, también trae beneficio. Los mlecchas alcanzan la liberación mediante todos los tipos de nâmâbhâsa.

Estos tipos de nâmâbhâsa: coincidencia, broma, mofa y desatención, por carecer de fe real en Krsna, están situados en los sistemas inferiores de nâmâbhâsa. Por otra parte, si uno tiene genuina fe en Krsna y sigue el Santo Nombre mientras los anarthas están aún presentes, ese estado es llamado sraddhâ-nâmâbhâsa.

Si aún cantando en nâmâbhâsa, sin devoción, se puede alcanzar la liberación, ¿cómo describir los resultados de cantar en nâmâbhâsa con fe? Al cantar en nâmâbhâsa se puede lograr todo, excepto
prema.

Si se llega al punto de sraddhâ-nâmâbhâsa, los anarthas se irán rápidamente y el Nombre puro será revelado. Cantando el Nombre puro, suddha-nâma, ciertamente, la jîva alcanzará prema muy pronto. Se puede concluir por lo tanto, que el nâmâbhâsa mismo no puede dar Krsna prema; pero mediante el progreso de este estado al estado de suddha-nâma, mediante el seguimiento de las reglas de sâdhana, como sean establecidas por el guru, se puede lograr amor por Dios.

Al no cometer nâma-aparâdha, nâmâbhâsa es digno de alabanza y es considerado, incalculable número de veces, mejor que karma o jñâna, porque una persona con tal nâmâbhâsa eventualmente
obtendrá fe y esa semilla de fe se desarrollará entonces en atracción y gusto por Krsna, lo cual conducirá al estado de suddhanâma y luego a prema.

Âbhâsa significa una luz lánguida, una imagen indirecta. Es de dos clases: luz reflejada y luz obstruida. Similarmente hay dos tipos de fe lánguida: fe reflejada o distorsionada y sombra o fe parcial. De la fe parcial llega el nublado nâmâbhâsa, que se desarrolla en el Nombre puro y amor por Dios, con el tiempo. Esto está clasificado como nâmâbhâsa real. Así como las nubes obstruyen la plena brillantez del sol, así las nubes de los anarthas y la niebla de la ignorancia en el corazón de la jîva, sólo permiten que entre una difusa luz del Nombre.

Aun teniendo la oportunidad de seguir la fe pura, otras entidades vivientes siguen una fe distorsionada, la cual se compara con la luz reflejada del agua. La luz es rota y la imagen no queda intacta. Cuando la gente de fe distorsionada recibe el Santo Nombre, el Nombre que ellos siguen también es distorsionado; tal gente se caracteriza por el deseo profundamente arraigado de disfrute y liberación y se esfuerzan día y noche por satisfacer sus deseos. Como tal gente usa el Nombre, puede parecer que tiene fe en él, pero esto no es fe real. Si la jîva sigue el Nombre con esa fe, no
importa cuanto tiempo continúe, no podrá alcanzar la purificación, sino que permanecerá continuamente en ese mismo estado pervertido. En cambio, tal práctica generalmente conduce a
la mentalidad mâyâvâda y finalmente el sujeto se vuelve engañador. Dicha persona piensa que el Santo Nombre es solamente un medio para un fin más elevado, y por tal mentalidad se pierde el
poder del Nombre y su gloria. El único resultado es la ofensa o aparâdha.

Aquí está la diferencia real entre nâmâbhâsa, en donde los efectos del Nombre se sienten, pero en forma difusa, debido a la obstrucción, y el nâmâbhâsa distorsionado. En el nâmâbhâsa real, se pueden
generar muchos anarthas de la ignorancia y la debilidad del corazón, pero todos estos efectos pueden ser disipados mediante el continuo cantar del Nombre. Sin embargo, en el nâmâbhâsa distorsionado, que nace del conocimiento engañador, las ofensas simplemente aumentan. Esto no se llama nâmâbhâsa, sino nâma-aparâdha.

Los mâyâvâdîs consideran que Krsna, su Nombre, su forma, su lîlâ y cualidades, son falsos y perecederos. En esta tierra, ellos nunca recibirán el amor por Dios, porque tal sendero conduce en
la dirección opuesta de la senda del servicio devocional o bhakti.
Así no puede haber compromiso real entre los dos senderos. La filosofía mâyâvâda es considerada como el enemigo del bhakti y sus seguidores son considerados los más grandes ofensores. Realmente el Santo Nombre del Señor, con toda su potencia, nunca sale de la boca de esta gente porque aunque se escuchen muchas sílabas, el Santo Nombre del Señor trascendental no reside allí. El mâyâvâdî que canta el Nombre de esta manera, simplemente va al infierno, porque él piensa que el Nombre es material y temporal. Mientras canta el Nombre, el mâyâvâdî está deseando disfrute y liberación, y al estar tan decepcionado y cantar por un motivo, sólo recibe dolor para todos sus problemas.

Si por la misericordia de los devotos, él puede abandonar la aspiración de bhukti y mukti y aceptar su posición como sirviente de Krsna, estando arrepentido y obediente, puede recibir el Nombre real y realizar el verdadero sambandha-jñâna. Entonces, por el constante cantar del Nombre, vendrán lágrimas a sus ojos, llegará la misericordia inherente al Nombre y su verdadera naturaleza, prema-bhakti, se hará manifiesta.

Pero el mâyâvâdî, que sostiene que Krsna y la posición de la jîva como sirviente de Kèëòa son temporales e imaginarios, es un ofensor del Nombre y habita en el profundo agujero del infortunio.

Puesto que el Nombre es un árbol de deseos, le concede al mâyâvâdî su deseo de emerger en la refulgencia del Señor: entre los cinco tipos de liberación, sâyujya o el emerger, concede el alivio de los dolores del océano material, pero también extingue la identidad propia.

Los hombres ilusionados, pensando que habrá felicidad en ese estado, reciben solamente esta sombra de felicidad; porque en ese estado, al olvidar completamente a Krsna, no pueden obtener servicio en la bienaventuranza y el conocimiento eternos, la perfección de la vida. Si la jîva no tiene bhakti ni amor por Krsna, ni constante fe y convicción en Krsna, ¿cómo puede lograr felicidad real y eterna?

En resumen, alguien que se halla en el estado de nâmâbhâsa no acepta la filosofía mâyâvâdî ni tiene su corazón debilitado o contaminado por su influencia. La gloria plena del sol no es visible cuando está cubierto por las nubes, pero cuando las nubes se retiran, el sol brilla en toda su gloria. Así, cuando una persona recibe el conocimiento de la naturaleza real del Nombre, por la misericordia del guru, cuando la ignorancia y los anarthas que causan la pena se disipan mediante el sambhanda-jñâna y sâdhana del canto propio, ese nâmâbhâsa se puede transformar en suddhanâma, en cuyo estado se recibirá la plena brillantez del Nombre en la forma de prema.

Por lo tanto, quien cuidadosamente evita la compañía e influencia de los mâyâvâdîs, se refugia en el Nombre puro y sirve con amor, llegará a estar plenamente satisfecho en total perfección. Esa es la instrucción del Señor. Quien acepte esta instrucción es un alma afortunada y quien la rechace es un pícaro que no será liberado durante cien millones de nacimientos. Para establecerlo de otra manera, la jîva simplemente deberá dejar la mala asociación y refugiarse a los pies de loto del Señor Caitanya. Fuera de los pies de Mahâprabhu, fuera de su misericordia, no hay otra manera”.

Así concluyó Hari Dâs Ùhâkur su explicación de nâmâbhâsa:

Alguien que tome refugio a los dos pies de Hari Dâs, cantará incesantemente su glorificación del Nombre: Hari-nâma-cintâmani.

lunes, 27 de octubre de 2014

LA LITERATURA VÉDICA: TRADICIÓN y TRANSCENDENCIA por Visuddha Sattva Das - part 4

Los Itihasas se consideran literaturas védicas suplementarias, e incluyen el Mahabharata y los Puranas. Los Itihasas son los Puranas. El Mahabharata y el Ramayana son las dos grandes epopeyas históricas, los dos monumentos de la Literatura de la India. Debido a que los rituales védicos son complejos o difíciles de entender, y el Vedanta-sutra está comprimido y es de carácter muy filosófico, los Itihasas o Historias presentan el conocimiento védico en la forma de narraciones, relatos e incidentes históricos.


El Mahabarata

El Mahabharata, el poema más extenso de la literatura mundial, es la epopeya de la cultura védica y la historia del antiguo imperio de la India. La narración describe las acciones de los grandes personajes heroicos de Bharata, el antiguo nombre de la India. Literalmente, el Mahabharata es “la historia de Bharata-varsa, el reino más grande y de mayor esplendor”. La obra está dividida en 18 parvas o Cantos, que contienen unos 110.000 versos, con breves pasajes en prosa intercalados, por lo cual se ha dicho que consta casi de 200.000 versos.

En uno de los capítulos del Mahabharata se encuentra este diálogo entre Krishna y Arjuna, el cual se incluye como el episodio más importante. En síntesis, esta obra relata como los Pandavas o Panduidas, los cinco piadosos hijos del rey Pandu, luchan y vencen a la dinastía demoníaca del bando opuesto de sus primos, conocidos como los Kurus o Kauravas, los hijos de Dhrtarastra, quienes engañaron a los cinco hermanos Pandavas, arrebatándoles el trono y exilándolos vilmente al bosque.

El Mahabharata relata los eventos causantes de la actual era de Kali. Fue al comienzo de esta era , unos cincuenta siglos atrás (5.000 años) cuando Krishna explicó el Bhagavad-gita a Su amigo y devoto Arjuna. Krishna le cantó a Arjuna los versos del Bhagavd-gita antes de que comenzara la guerra fraticida entre los cien hijos del rey ciego Dhrtarastra, y sus primos, el bando oponente de los Pandavas, que eran los hijos del rey Pandu. Dhrtarastra y Pandu eran hermanos y ambos pertenecían a la dinastía Kuru, la cual descendía del gran rey Bharata, que gobernó a la antigua India, y de cuyo nombre proviene el título del Mahabharata.

Esta gigantesca epopeya es venerada en toda la India y no tiene comparación con ninguna obra literaria de Occidente. La Ilíada y la Odisea, las dos grandes narraciones clásicas griegas escritas por el poeta Homero, no pueden compararse a la riqueza y la vastedad del Mahabharata y el Ramayana. El carácter sublime del Mahabharata y el Ramayana, las dos grandes obras épicas de la India, refleja la excelencia que alcanzó su literatura en un época en que el Occidente aún se encontraba en la barbarie.

La estructura de los versos del Mahabharata es de cuatro líneas, son slokas en forma de cuartetos, para ser cantado según cierta métrica. El Harivamsa, uno de los últimos apéndices de la obra, trata ampliamente de la vida y la genealogía de Krishna. La tradición adjudica su autoría al sabio Vyasadeva, el compilador de los Vedas. El vivió en Badarika-asrama un lugar sagrado en los Himalayas, donde escribió la historia. El Mahabharata fue contada a sus discípulos y estos la trasmitieron a los demás.

El contenido de la obra es extenso y diverso. En muchas ocasiones, cuando se piensa en un inminente desenlace de la acción, surgen episodios imprevistos para recomenzar una nueva serie de aventuras que se entrelazan entre las historias de héroes y heroínas. En la trama, los personajes se ven a menudo envueltos en grandes vicisitudes de las que suelen salir airosos, incluso con la ayuda de poderes divinos, mágicos y milagrosos. En su abigarrada y fantástica narrativa, sobresalen las historias de guerra y romance, envueltas entre bondad y dulzura, o amenazadas por intrigas y fuerzas malignas.

La historia de los Pandavas y otros grandes devotos del Señor se describe en sus 18 extensos capítulos (parvas). Estos capítulos llevan los nombres de los personajes principales, salvo el primero (Adi Parva) y los finales:

Adi Parva,
Sabha Parva,
Vaba Parva,
Virata Parva,
Udyoga Parva,
Bhisma,
Dona,
Karna,
Salya,
Sauptika,
Stri,
Santi,
Anusasana,
Asmamedha,
Asramarasika,
Mausala,
Mahaprasthanika, y
Svargarohanika Parva.

El Bhagavad-gita está incluido en el Bhisma Parva, el capítulo que lleva el nombre del poderoso Bhima, el “abuelo” a quien todos los guerreros Pandavas veneraban por su gran rectitud y virtuosa conducta.

Debido a la elevada moralidad que se desprende de sus historias, rasgo tradicional del carácter indio, las narraciones del Mahabharata han atraído poderosamente la atención popular, y han sido llevadas masivamente al cine, una de las distracciones casi exclusivas del pueblo indio en la actualidad. Sin embargo, son deplorable las deformaciones de la obra que han sido presentadas por los interventores de las historias, ya de por sí abundantes, al introducir repeticiones, deformaciones y relatos tediosos y monótonos, que nada tienen que ver con el auténtico contenido del Mahabharata original.

Antes de dar un ajustado resumen del Mahabharata, es conveniente conocer la antesala histórica y los prolegómenos del escenario en que se desarrolla la obra. Con su visión divina, Vyasa vio aparecer a los semidioses para cooperar en los asuntos de la creación. El vio todos los elementos materiales, junto con las divisiones del tiempo, los años, las estaciones y los días. También distinguió las antiguas dinastías regentes de esta tierra descendientes de los semidioses.

Bhisma nació en la dinastía Chandra-vamsa, que proviene del dios de la luna. Después que Ganga, la madre de Bhisma, ascendió al cielo, su padre quiso casarse nuevamente. Satyavati deseaba ser su esposa e insistió que sus propios hijos debían heredar el reino. Por lo tanto, Bhisma renunció a su demanda del reino y tomó un voto de celibato. Debido a la gratitud, el padre de Bhisma prometió que Bhisma moriría sólo cuando él lo deseara.

Vicitravirya, el medio hermano de Bhisma, se volvió rey en el transcurso el tiempo, pero murió sin tener hijos. Debido a que no había heredero al trono, Satyavati le pidió a su hijo Vyasa (quien había nacido antes de su matrimonio con el padre de Bhisma), que tuviera hijos con las viudas de Vicitravirya. Vyasa engendró así a Dhrtarastra, Pandu y Vidura. Debido a que Dhrtarastra nació ciego y Vidura nació de una sirvienta, Pandu se convirtió en rey. El participó en grandes batallas y conquistó muchas tierras. Pandu quiso finalmente descansar, y fue al bosque con sus esposas, Kunti y Madri, y allí el rey incurrió en una maldición que le impidió engendrar hijos. Pero sus dos esposas se unieron con semidioses y tuvieron de ellos cinco hijos, los cuales fueron considerados descendencia del rey Pandu. Esta es una apretada síntesis. Pero veamos como sucedieron los eventos más detalladamente.

La célebre y heroica figura de la reina Kunti, la esposa del rey Pandu y esposa de sus cinco ilustres hijos, los Pandavas, emerge de esa explosiva era en la historia de la India antigua, y merece una especial consideración. Ella fue una de las figuras centrales de un complejo drama político que hace cincuenta siglos culminó en la guerra de Kusuksetra, un gran holocausto cuyo preludio es descrito en el Mahabharata, del cual se dará a continuación una descripción resumida.

Dhrtarastra era el hermano mayor de Pandu, y era ciego de nacimiento. Debido a esa incapacidad física, no pudo ocupar el trono, y coronó a Pandu, su hermano menor. Algún tiempo después de que Pandu ascendiera al trono, Dhrtarastra se casó con Gandhari y engendró cien hijos, que formaron la familia gobernante de la dinastía Kaurava, siendo el mayor de ellos el ambicioso y cruel Duryodhana. Los hijos de Dhrtarastra formarían uno de los bandos protagonistas en la batalla de Kuruksetra Krishna cantó el Bhagavad-gita, y eran también llamados los Kurus (Kauravas).

Entretanto, el coronado rey Pandu se casó con Madri y Kunti, la hija del rey Surasena, el jefe de la gloriosa dinastía Yadu. Kunti se llamaba originalmente Prtha, y estaba dotada de una gran belleza e ideal carácter. Ella era muy religiosa y virtuosa, y poseía una bendición especial. Siendo niña, su padre Surasena la había dado en carácter de adopción a su primo y cercano amigo Kuntibhoja (de ahí el nombre de Kunti), quien no tenía hijos. En la casa de su padre adoptivo, Kunti tenía como tarea velar por el bienestar de los invitados. Un día, se apareció allí el poderoso sabio y místico Durvasa, quien estuvo fue complacido con el desinteresado servicio que le prestó Kunti como ilustre huésped. Como Durvasa era un gran yoghi vidente del futuro, sabía Kunti tendría dificultades en tener hijos, y le dio la bendición de poder invocar a cualquier semidiós y tener descendencia con el devata que prefiriera.

Después que Kunti se casó con el rey Pandu, este recibió una maldición que le impedía engendrar hijos. Debido a eso, Pandu renunció al trono y se retiró al bosque con sus dos esposas, Madri y Kunti. En el bosque Pandu le pidió a Kunti que concibiera tres gloriosos hijos, usando la bendición especial que ella había recibido del gran místico Durvasa Muni. Kunti invocó primero al semidiós Dharma, quien es el regente de la religión. Tras adorarlo y repetir debidamente un mantra invocativo que le enseñó Durvasa, Kunti tuvo relaciones con Dharma, y de esa unión nació un niño. Cuando él nació, una voz misteriosa de ignoto origen dijo: “Este niño se llamará Yudhistira, y será muy virtuosos. Será espléndido, decidido, renunciado y famoso en todo el mundo.”

El rey Pandu, el verdadero esposo de la reina Kunti, se sintió bendecido con el virtuoso hijo Yudhistira. Entonces le pidió a Kunti un hijo que tuviera una gran fuerza física. Kunti invocó a Vayu, el semidiós del viento, el cual engendró con ella al poderoso Bhima. Al nacer, la voz sobrenatural dijo: “Este niño será el más poderoso de todos los hombres fuertes.”

Pandu consultó luego con los grandes sabios ascetas del bosque (aranaukyas), y por su consejo le pidió a Kunti que cumpliera durante un año votos de austeridad (tapasya). Al concluir ese período, Pandu le dijo a Kunti que Indra, el rey del cielo estaba complacido con ella, que lo invocara y concibiera un hijo con él. Entonces Kunti invocó a Indra, con quien engendró al príncipe Arjuna. Cuando este nació, resonó en el espacio la misma voz celestial: “¡Oh, Kunti!, este niño será tan fuerte como Kartavirya y Sibi (dos poderosos reyes de la ápoca védica) y tan invencible en la batalla como el mismo Indra. El difundirá tu fama por todas partes y poseerá muchas armas divinas.” Así que, por la bendición concedida por Durvasa Muni, los tres hijos que Kunti tuvo con los semidioses fueron Yudhistira, Bhima y Arjuna.

Madri, la esposa menor de Pandu, tuvo posteriormente dos hijos gemelos, llamados Nakula y Sahadeva. Estos cinco hijos de Pandu— Yudhistira, Bhima, Arjuna, Nakula y Sahadeva—, fueron conocidos como los Pandavas. Pero como Pandu se había retirado del trono y exilado en el bosque, su hermano mayor, el ciego Dhrtarastra, había asumido temporalmente la dirección del reino, hasta que Yudisthira, el hijo mayor de Pandu, tuviera la edad indicada. Por eso Pandu le había pedido a Kunti que engendrara tres hijos poderosos, con la intención de que aseguraran la continuidad de un piadoso reinado, lo cual le correspondía al primogénito Yudhusthira, el más virtuoso. Sin embargo, mucho antes de ese momento, Pandu murió aún siendo joven como resultado de la maldición que había recibido (incidente que no se explicará en este resumen porque alargaría su extensión). Siguiendo la tradición védica del rito de sati, su esposa Madri también murió con el rey Pandu, entrando con él en la pira funeraria. Ese incidente dejó a los cinco Pandavas bajo el cuidado de la reina Kunti.

La reina Kunti, no podía gobernar porque de acuerdo a la antigua cultura védica, las mujeres no ocupaban cargos de gobierno. La sucesión del trono le correspondía legítimamente al piadoso Yudisthira por ser el hijo mayor de Pandu y Kunti. Pero él aún no podía heredar el trono debido a su corta edad, así que el reino quedó temporalmente a cargo de Dhrtarastra, el hermano de Pandu y tío de los cinco pequeños Pandavas.

Dhrtarastra había gobernado el reino el reino en nombre de Pandu con la ayuda y la guía de Bhisma. Al morir el rey Pandu repentinamente junto con Madri, sus hijos eran todavía muy pequeños. Tras la muerte de Pandu, los sabios que vivían en el bosque donde el rey se había retirado, llevaron a Hastinapura (la sede de la corte Kaurava, cerca de la actual ciudad de Delhi) a los cinco jóvenes príncipes y a Kunti. La familia real y los súbditos se alegraron de ver a los Pandavas. Presentando la madre y los hijos a la familia real, los sabios dijeron: “Estos muchachos son vuestros hijos, hermanos, y bienquerientes seguidores, porque ellos son los hijos de Pandu.” Entonces, por su poder místico, los sabios desaparecieron.

Los cinco niños, que habían crecido en el bosque bajo el cuidado de los santos ascéticos, fueron entrenados en Hastinapura al estilo real, bajo la guía de su tío Dhrtarastra y del noble Vidura, quien era medio hermano de Pandu. Los hijos de Dhrtarastra y de Pandu crecieron así en la misma familia real. Todos fueron entrenados militarmente por el experto Drona, su maestro de armas. Ellos también fueron instruidos y aconsejados por Bhisma, el venerado “abuelo” del clan. Los hijos de Pandu comenzaron el estudio de losVedas, así como otros temas y ciencias especiales. Yudhisthira, el mayor, era admirado por su pureza y su virtud. Su hermano Bhima era famoso por su determinación y u gran fuerza. Arjuna por su coraje y su experticia militar. Y los gemelos de Madri, Nakula y Sahadeva, por su humildad.

Debido a que en Dhrtarastra se despertó la codicia por ganar el poder y el vasallaje sobre los demás, actitud típica del corazón contaminado por la maldad y los deseos mundanos, él creyó ser el rey verdadero, en vez de un gobernante temporal en nombre de Yudhisthira, el hijo mayor de Pandu. Debido a ello, hubo dificultades en la transferencia del poder monárquico, aunque Dhrtarastra había reconocido que el reino le correspondía al primogénito Yudhisthira. Se dejó manipular por Duryodhana, su hijo mayor, que deseaba ascender al trono el lugar de Yudhisthira. Debido a su envidia, comenzó a intrigar en contra de los Pandavas con el consentimiento de su débil y vacilante padre Dhrtarastra, lo cual causó muchos sufrimientos a los hijos de Pandu.

Debido a la contaminación y los enredos de la naturaleza material, los hijos del rey Dhrtarastra, y sobre todo el mayor, Duryodhana, comenzaron a envidiar y odiar a sus primos. Dhrtarastra no sólo era ciego sino también malintencionado y quería que sus hijos heredasen el reino en lugar de los Pandavas, a cuya potestad debía pasar cuando Dhrtarastra muriera. Queriendo apoderarse para siempre del trono, Duryodhana planeó matar a los Pandavas. Sucedieron así una serie de intrigas entretejidas por el poder real. Los cueles eventos obligaron a la huida de los Pandavas a causa de ser hostigados por su tío Dhrtarastra y sus malintencionados hijos, quienes en Hastinapura atentaron varias veces contra sus vidas, llegando incluso a llevarlos a un palacio en las afueras, donde trató de matarlos incendiando la construcción. Duryodhana le había dado veneno a Bhima. Después construyó el palacio inflamable (de laca) para quemar a los Pandavas y a su valiente madre Kunti, quien sufrió en compañía de sus amados hijos la crueldades de Duryodhana.

Los Pandavas y su madre Kunti, siempre habían podido salir ilesos de las maldades de Duryodhana debido a que se estaban bajo la amorosa protección de su primo, el Señor Krishna, que se había encarnado para realizar Sus pasatiempos terrenales como hijo de Vasudeva, el hermano de Kunti. Tal como el Señor Krishna declaró luego a Arjuna en el Bhagavad-gita, quien contaba con Su divina protección nadie podía inflingirle ningún daño. El astuto Duryodhana, que era sagaz y vil político, quitó a los Pandavas su reino y su libertad, lo cual tramó mediante engaños en una apuesta de un juego, donde los Kauravas insultaron a Draupadi, la esposa de los Pandavas, obligándolos a pasar trece años de exilio en el bosque, para gran pesadumbre de su madre Kunti.

Las circunstancias de cómo fue tramado ese juego fueron las siguientes. Duryodhana era muy astuto y fraguó con sus hermanos un plan malévolo. Desafió a los Pandavas a un juego para exponer su reino, una costumbre que en la cultura védica solían practicar la casta de los kshatryas, los guerreros y gobernantes. En el transcurso de la contienda, él y sus hermanos agarraron a Draupadi, la ejemplar esposa de los Pandavas, ofendiéndola gravemente al tratar de despojarla de sus vestidos ante los reyes y príncipes que estaban presenciado el juego. La intervención providencial de Krishna salvó la deshonra de Draupadi. Cuando los hijos de Drhtarastra tiraban de las vestiduras que la envolvían, la tela del sari de Daupadi (la tradicional prenda femenina que usan las mujeres en la India) nunca se agotaba, porque Krishna suministraba más y más tela, y así ella nunca quedó desnuda.

El juego estaba manipulado y mediante argucias se usurpó a los Pandavas de su reino, condenándolos además a trece años de exilio. Los Pandavas pudieron escapar con la ayuda de su tío Vidura, y vivieron de incógnito hasta que sintieron que podían regresar a salvo a su capital.

Durante su exilio pasaron muchas cosas, y la que cabe destacar es la siguiente historia: Los Pandavas pretendieron la mano de la princesa Draupadi con quien querían casarse. El candidato que sería elegido tenía que pasar una prueba de coraje y destreza, atravesar con una flecha un blanco extremadamente difícil. De todos los aspirantes de la realeza convocados, sólo Arjuna era capaz de realizar esa acción casi imposible. Los perdedores estaban furiosos, pero Bhima y Arjuna los vencieron en una gran batalla, y desde entonces Arjuna fue reconocido como el mejor arquero. Debido a una bendición previa, Draupadi no sólo se casó con Arjuna, sino también con sus cuatro hermanos. Y así llegó a ser la esposa de los cinco Pandavas.

Los Pandavas soportaron estoicamente el agravio de Duryodhana quien usurpó su reino. Toleraron haber sido expulsados al bosque por trece años. Pero cuando se cumplió el plazo, regresaron a Hastinapura para reclamar su reino, el cual les fue negado. Los Pandavas optaron por cumplir su deber como administrados solicitando cinco pueblos. Pero el arrogante Duryodhana les dijo que no les daría ni el terreno para un alfiler. Tras infructuosos intentos para solventar las hostilidades, Yudhistira envió a Krishna a Hastinapura para que tratara de que les fuera devuelto el reino a los Pandavas por medios pacíficos. Krsna aceptó ser el mensajero de los hijos de Pandu y fue a la corte de Duryodhana a pedir la paz, pero este rechazó la solicitud y con ello no se pudo evitar la guerra. Los virtuosos Pandavas habían sido muy tolerantes, pero llegando las cosas a este punto, no podían evitar el enfrentamiento. Así comenzaron a formarse los bandos principescos, unos a favor de los Pandavas y otros a favor de Kurus, los hijos de Dhrtarastra.

Grandes guerreros se dispusieron entonces en dos bandos para una gran batalla, con el fin de poner a Yudhistira en el trono, o para oponerse a él. A excepción de Krishna, los Pandavas y unos cuantos guerreros, nadie sobreviría a la gran masacre de la lucha que duró dieciocho días, en la histórica llanura de Kuruksetra, cerca de Hastinapura, donde los Kurus (Duryodhana y sus hermanos) fueron arrasados.

Estando Draupadi casada con los Pandavas, su padre los apoyó con su ejército. El sabía que habían salido ilesos del incendio y querían regresar para reclamar justamente el reino de su padre, Maharaja Pandu. Dhrtarastra quería darle el trono a su hijo Duryodhana, pero para evitar una disputa el dividió el reino en dos. Khandava-prastha, la parte que correspondió a los Pandavas, había sido una vez la capital de los Kurus, pero la maldición de unos sabios la había convertido en una tierra baldía. Sin embargo, con la ayuda de su amigo Krishna, los Pandavas pronto convirtieron a Khandava-prastha en una tierra fecunda y opulenta. Debido a que era tan bella como Indraloka, el reino celestial gobernado por Indra, ellos la renombraron como Indraprastha.

Una vez, mientras visitaba Dvaraka, la capital donde reinaba Krishna, Arjuna se enamoró de Subhadra, la encantadora hermana menor de Krishna, quien también se enamoró de Arjuna. Con el consentimiento de Krishna, Arjuna se escapó con ella. De regreso a Indraprastha, Subhadra dio a luz a hijo, Abhimanyu. La historia continua, y este breve recuento se da para ubicar el previo escenario del Mahabharata.

Las siguientes narraciones se centran en la batalla entre los Kurus y sus primos, los hijos de Pandu. Esta sangrienta contienda duró 18 días y se realizó en el campo de Kuruksetra, considerado un lugar santo de peregrinaje, próximo a la actual ciudad New Delhi (la antigua Hastinapura del período védico y capital del reino). El Bhagavad-gita—“El Canto del Bienaventurado Señor Krishna (Bhagavan)”—,se manifestó en ese campo de batalla, y en su primer capítulo se describen los ejércitos de los dos bandos que lucharon en esa contienda épica. Sri Krishna era pariente de Arjuna, y fue el auriga que condujo su carruaje en medio de esa batalla. El Gita contiene 700 versos en 18 capítulos que tratan de temas fundamentales del conocimiento trascendental, y Krishna explicó un capítulo cada día en forma de slokas cantados en sánscrito en versos de cuatro líneas, en dos dísticos, de acuerdo a la misma métrica del Mahabharata.

La figura de Krishna ejerce un rol central en todo este episodio. Sri Krishna no era un hombre ordinario, sino el mismo Dios supremo que había descendido en la Tierra con un propósito establecido. Su misión es restablecer el dharma (la religiosidad), aniquilar a los impíos, y ejecutar maravillosos pasatiempos con sus íntimos asociados. En el papel de príncipe de una dinastía de esa época, en Dvarpa-yuga, Krishna era también sobrino de la reina Kunti, la esposa de Pandu.

Los Pandavas eran piadosos y reconocían la posición suprema de Krishna como Dios, pero no así los malvados hijos de Dhrtarastra. Debido a Su posición divina, Krishna no quiso luchar en la batalla, pero estuvo dispuesto a participar de acuerdo al deseo de los oponentes. Quien quisiera tenerlo en su bando contaría con su propio ejército, pero el bando adversario sólo tendría a Krishna como ayudante y consejero. El político sagaz que era Duryodhana se quedó con las fuerzas armadas de Krishna, mientras que los Pandavas se complacieron en tener a Krishna como su protector y consejero.

Krishna se convirtió así en el auriga o cochero del gran guerrero Arjuna, y se encargó personalmente de conducir su cuadriga, jalada por cinco hermosos caballos blancos, la cual condujo al centro de la batalla en el campo de Kuruksetra. En medio de los dos ejércitos que iban a luchar, Krishna le cantó (instruyó) elBhagavad-gita a su amigo y devoto Arjuna. Tal es la escena que da comienzo al Gita, ante los ejércitos formados, listos para el combate.

Dhrtarastra estaba en la corte apartado de la escena, y como no podía ver lo que estaba sucediendo debido a que era doblemente ciego (tanto material como espiritualmente), le preguntó a su secretario Sañjaya que estaba pasando. Y es la voz de Sañjaya la que relata a Dhrtarastra los acontecimientos de la batalla. Por eso el primer verso del Gita comienza con esta pregunta de Dhrtarastra: “¡Oh, Sañjaya!, ¿qué hicieron mis hijos y los hijos de Pandu después de reunirse en el lugar de peregrinaje de Kuruksetra con deseos de pelear?”

Sin embargo, antes de proseguir, para no dejar lagunas ni incertidumbre en la concatenación de los eventos, es propicio explicar un episodio del Mahabharata donde se relata como fue que Sañjaya adquirió la visión divina (como la de los grandes rsis videntes que conocen, el pasado, el presente y el futuro), con la cual pudo relatar a Dhrtarastra lo que iba a ocurrir en el campo de batalla de Kuruksetra. Este episodio se encuentra al comienzo del capítulo titulado Bhisma Parva, donde se describe que a Sañjaya le fue dada esa visón por Vyasadeva, quien era hijo del gran sabio Parasara, el autor del Brhad Parasara Hora Sastra, un gran tratado de Astrología.

Cuando los ejércitos estaban esperando para comenzar la gran batalla, Vyasadeva fue a ver a Dhrtarastra en el palacio de Hastinapura. Después de haber sido recibido respetuosamente, como corresponde a la etiqueta védica, el hijo de Parasara muni le dijo:

“No hay ninguna duda de que todos tus hijos serán matados en esa batalla. Sin embargo, no te debes lamentar por eso, porque tal destrucción masiva ocurre bajo la dirección del tiempo [kala, que todo lo destruye en su duración], el cual representa la voluntad del Señor Supremo. ¡Oh, rey!, he venido aquí para ofrecerte la visión divina [a través de Sañjaya, el secretario de Dhrtarastra], para que puedas ser capaz de ser testigo directo de la batalla que va a ocurrir, incluso desde donde ahora te encuentras, sentado en tu palacio”.

Dhrtarastra respondió: “Mi querido Vyasa, ¡no quiero ver la sangrienta matanza de todos mis parientes! Sin embargo, debido a mi curiosidad, estoy ansioso de escuchar lo que va a ocurrir.” Y fue con este propósito que Vyasa le dio a Sañjaya el poder divino para que pudiera ver perfectamente toda la batalla de Kuruksetra, sin perder ni un solo detalle, fuera de día o de noche. Vyasadeva también le dio a Sañjaya la bendición de que ninguna arma podría herirlo, asegurándole que sobreviviría a la gran guerra. Al ver los síntomas inauspiciosos que presagiaban el funesto acontecimiento que iba a ocurrir, Vyasa le describió en detalle esos malos presagios a Dhrtarastra, quien dijo al gran sabio y compilador de los Vedas lo siguiente:

“¡Oh, gran rsi! La terrible matanza que va a ocurrir debe estar signada por el destina. Por eso, estoy convencido que todos los reyes que morirán en la batalla, alcanzarán destinaciones excelsas en sus próximas vidas”.

Ante esta opinión derrotista e irresponsable de Dhrtarastra, que eludía detener la guerra debido a su codiciosa malicia en complot con sus hijos, no queriendo asumir la conducta correcta ante los Pandavas, Vyasa le respondió:

“¡Oh, Dhrtarastra!, la inminente guerra es abominable y está en tu poder detenerla siguiendo los dictados de lo que es justo y correcto. Tú debes obedecer mi orden y obligar a tu perverso hijo (Duryodhana) a que devuelva a los Pandavas el reino que les pertenece compartir”.

Enceguecido en el corazón, ante esta oportuna advertencia del mahamuni Vyasa, Dhrtarastra argumento: “No pudo controlar a mi hijo. Y aunque no soy partidario de esta guerra tan horrible y cruel, no soy capaz de evitarla”. Viendo que era inútil insistir en que depusiera su lamentable actitud, Vyasadeva se fue, dejando al ciego Dhrtarastra, para que considerara razonablemente evitar la forzosa calamidad. Este estuvo largo tiempo pensativo, cavilando acerca de la tragedia que causaría la muerte a miles de hombres. Repentinamente, dirigiéndose a Sañjaya, Dhrtarastra le pidió que utilizara su visión celestial para que describiera todas las ciudades donde habían venido los príncipes guerreros que iban a pelear en la guerra de Kuruksetra.

Entonces Sañjaya comenzó a describirle diferentes lugares, hasta que llegó el momento inevitable de la gran batalla. Finalmente, Sañjaya le dijo a Dhrtarastra que no se debía lamentar por sus hijos, pues el destino de las personas perversas y malvadas ya estaba ciertamente predestinado. Por la gracia de Vyasadeva, Sañjaya sabía cual sería lo que para ellos ya tenía el destino reservado, porque al recibir ese don de Vyasadeva, pudo ver el pasado y el futuro dentro de su corazón. Entonces le dijo: “Oye cuidadosamente como voy a describirte todo lo que ocurrirá en la batalla de Kuruksetra”.

Tras esa situación, los ejércitos tomaron posiciones. Se describe que había formaciones militares (18 akshauhinis); falanges especialmente armadas con temibles caballos, elefantes, y todo tipo de armas empuñadas por diestros y valientes guerreros, dispuestos en ambos bandos a salir victoriosos. Comenzaron a sonar las temibles caracolas e invocaciones de combate. El relato continua. En el preciso momento en que iba a comenzar la batalla, Krishna condujo el carro del gran guerrero Arjuna en medio de los dos ejércitos.

Fue en ese momento en que ante la debilidad del pandava Arjuna, Krishna asumió la posición de maestro y comenzó a instruirse acerca de la eterna ciencia del alma, atma-tattva. Un guerrero como Arjuna no debía sentir temor ni temblarle el arco en sus manos. Por eso le instruye acerca de su posición y le dijo que peleara, pues si no asumía su deber, para un guerrero de su talla la cobardía y la deshonra son peores que la muerte. Así dio comienzo la primera escena del canto (gita) del bienaventurado señor Krishna (Bhagavan), es decir el Bhagavad-gita.

Cabe destacar que antes de la contienda, Yudisthira, el primogénito del rey Pandu y hermano de Arjuna, también abandono su arco y su escudo, y bajándose del carruaje, se dirigió caminando hacia el bando opuesto de los Kurus. El ejército de los Pandavas pensó que Yudhistira también se había acobardado como Arjuna y se iba a rendir. Pero no fue así. Antes de la batalla, el quiso ofrecer debidamente sus respetos a sus superiores.

Fue ante el gran Bhisma, quien se mostró muy complacido con la conducta de Yudhistira, y le dijo que si no hubiera actuado así, como corresponde a un noble y virtuoso ksatrya de su linaje, entonces se hubiera enfurecido con él. Por eso, a petición de Yudisthira, Bhisma le dio sus bendiciones, para que resultara incluso vencedor en la contienda, y le dijo que no podía abandonar ese bando porque estaba comprometido con Dhrtarastra debido a que lo había siempre protegido. Yudisthira hizo lo mismo con Dronacharya, el maestro de armas de los Pandavas, contra quien Arjuna no quería luchar debido al respeto y consideración que le debía como maestro, y Dronacharya le respondió de manera similar: si él no hubiera tenido esa actitud respetuosa, hubiera motivado su furia y no le daría sus bendiciones. Drona también estaba comprometido con el bando de los Kurus, porque Dhrtarastra siempre había velado por él. Idéntica situación ocurrió cuando Yudisthira fue ante Krspacarya y Salia, quienes todos le dijeron lo mismo y le dieron sus bendiciones complacidos con su conducta ejemplar.

Una vez cumplida esa etiqueta tan noblemente, Yudisthira se dirigió de nuevo a su carruaje, recogió su escudo, empuñó su espada y su arco, no sin antes recibir un aclamador aplauso y propicias glorificaciones cuando se retiraba, pues los guerreros del bando opuesto admiraron la manera virtuosa como Yudisthira se había comportado con sus superiores, pidiéndoles incluso bendiciones para derrotarlos antes de comenzar a pelear contra ellos. Así era la nobleza en la tierra de Barata en aquella época de la gran cultura védica. Y así fue como comenzó la batalla entre Kurus y Pandavas, siendo estos últimos quienes resultarían vencedores, pues a pesar de que eran menos expertos y no contaban con el poderío del ejército opuesto, tenían de su lado a Krishna, la Suprema Personalidad de Dios, lo cual les aseguraba la victoria, cosa que intuían debido a su gran fe como devotos puros del Señor. Y eso ya lo sabía Vyasadeva, quien le dio a Sañjaya la visión divina para que relatara los sucesos ya sellados por el destino supremo.

Los temas que discuten Dhrtarastra y el vidente Sañjaya, tal como se describen en el Mahabharata, constituyen el fundamento básico de la gran filosofía del Bhagavad-gita que fue expuesta en el campo de batalla de Kuruksetra. Para una mayor exploración, el lector debe acudir a las versiones del Mahabharata que se han publicado en diferentes idiomas.

No obstante haber sido arrasados los Kurus y perdido la guerra en Kusuksetra, sus parientes quisieron vengarse de los Pandavas. El Mahabharata describe los sucesos que acaecieron luego de la gran batalla de Kuruksetra. Irritado por la derrota, Asvatthama, uno de los sobrevivientes del bando de los Kurus, en un intento desesperado asesinó cruelmente a los cinco hijos de Darupadi mientras estos estaban durmiendo. Eso significó un gran golpe para su abuela Kunti, quien cayó en un gran abatimiento por la pérdida de sus nietos.

Asvatthama fue capturado, atado como un animal y arrastrado hasta el campamento de los Pandavas, donde iba a ser aniquilado por tan horrible crimen. Pero debido a la ilimitada compasión de Draupadi, la madre de los niños asesinados y nuera Kunti, Asvatthama fue dejado en libertad, gracias a que la piadosa reina Kunti imploró que le perdonaran la vida. Aún así, el malvado Asvatthama aún trató de matar al último heredero de los Pandavas, el nieto de ellos que estaba por nacer y se encontraba en el vientre de Uttara. Asvatthama intentó matar al embrión lanzando un arma nuclear sutil llamada brahmastra. Pero cuando Uttara vio el misil que se dirigía directamente hacia su útero, se refugió inmediatamente en el Señor Krishna, quien estaba a punto de partir para la ciudad de Dvaraka, la majestuosa capital de Su reino. Entonces Krishna protegió de la muerte inminente la descendencia de los Pandavas, deteniendo con Su propio disco (chakra) Sudarsana el incontrolable calor y la radiación del sutil arma brahmastra lanzada por Asvatthama.

Habiendo así salvado a los Pandavas de esta última calamidad, vio que todos Sus planes se habían cumplido y se dispuso nuevamente a partir. Duryodhana había hostigado durante muchos años a la familia de la reina Kunti, pero Krishna siempre los había protegido. Ahora se iba tranquilo a realizar el resto de Sus compromisos reales y Sus últimas actividades trascendentales en la este mundo. Pero la reina Kunti sabía bien que Krishna había descendido del mundo espiritual para liberar la tierra de fuerzas militares malvadas y restablecer la rectitud religiosa (dharma).

Krishna había revelado ese propósito a primo Arjuna, el hijo de Kunti. El mismo así declaró en las palabras inmortalizadas en el Bhagavad-gita (4.7-8):

“Cuando y dondequiera que disminuya la práctica religiosa, ¡Oh, descendiente de Bharata! (Arjuna), y aumente la irreligión de forma predominante, en ese momento, Yo desciendo personalmente. Para liberar a los piadosos y aniquilar a los malvados, así como restablecer los principios de la religión [dharma], Yo mismo desciendo milenio tras milenio”.

Al organizar la destrucción de los impíos y malvados Kurus, instalando a Yudisthira en el trono para restablecer el reino de los piadosos Pandavas, Krishna logró el propósito de “aniquilar a los infieles” (vinasaya ca duskrtam). También apaciguó el dolor de los familiares de los guerreros muertos en la batalla de Kuruksetra.

La escena de la inminente partida de Hastinapura del Señor Krishna, conforma el escenario de otro gran episodio: la intensa lamentación de la reina Kunti, la madre de los Pandavas, quien se acercó al carruaje del Señor y comenzó a hablarle con la intención de que se quedara en Hastinapura y protegiera de represalias futuras al gobierno de los Pandavas. Pero las súplicas de Kunti, quien era una devota pura del Señor Krishna, a pesar de haber sufrido tantas injurias, no eran para su propio alivio, sino que ora pidiendo sufrir aún más con tal de que su sufrimiento aumente su devoción por el Señor y le otorgue finalmente la liberación.

Esas maravillosas oraciones de la reina Kunti, son un ejemplo de pura devoción (suddha-bhakti). Son las sencillas e iluminadores expresiones de un alma pura y una santa devota eminente, las cuales revelan las emociones del corazón más profundas e iluminadoras. Sus oraciones de glorificación, están inspiradas por un divino amor impregnado de incomparable sabiduría. La espontánea alabanza que Kunti hizo ante el Señor Krishna sobre el sendero espiritual, se inmortalizaron en el Mahabharata y en el Srimad-BhagavatamPurana (1.8.18-43), donde han sido descritas. Esos veintiséis versos, las enseñanzas místicas de la reina Kunti son considerados una pieza maestra de filosofía, teología y literatura devocional, y han sido admiradas y recitadas durante miles de años por grandes sabios y filósofos. Con esa remembranza, cerramos esta sumaria descripción del Mahabharata.


El Ramayana

El Ramayana es literalmente “La Historia de Rama”, como así se deriva de su nombre sánscrito. Es la menor de las dos grandes obras épicas de la India antigua, siendo la mayor el Mahabharata. En ambas obras se mezclan temas mundanos con enseñanzas trascendentales. El Mahabharata describe las actividades de los Pandavas, en el linaje real de los Kurus y el Ramayana narra los pasatiempos de Ramachandra. Así como en la parte esencial del Mahabharata que es el del Bhagavad-gita la conclusión es entregar plenamente el alma al Señor Krishna, la enseñanza final del Ramayana es también entregarse y refugiarse en el Señor Rama

El Ramayana original fue relatado por Brahma en un billón de versos. Posteriormente fue resumido por Narada Muni y contado a Valmiki, que luego lo presentó a la humanidad para que los seres humanos pudieran alcanzar idealmente con el ejemplo de la historia, las metas de la religiosidad, la complacencia sensorial regulada y el bienestar económico y social. Por lo tanto, cuando hablamos del auténtico Ramayana, se hace especial referencia a la obra de Valmiki.

Valmiky había sido previamente un cazador ímpio, pero por cantar el nombre de Rama se trasformó en un gran santo, y a él le fue confiada la trasmisión de esta gran historia. La obra se destaca por la riqueza de sus descripciones y su lenguaje poético. Abarca más de 300 capítulos que contienen 24.000 dísticos versificados. Los capítulos (kandhas) de esta gran narración responden a las etapas de la vida de su personaje central, y se les ha dado los siguientes nombres: Bala-kandha (77 capítulos); Ayodhya-khanda (119 capítulos); Aranya-khanda (75 capítulos); y Kishkhinda-kandha (67 capítulos). Se dice que comenzó a escribirse probablemente durante el siglo III a.C. y que tal vez el principio y el final fueron posteriormente añadidos. Sin embargo, estas y otras especulaciones no tienen ningún soporte en evidencias confiables. Al igual que el Mahabharata, existen muchas versiones del Ramayana, y también ha sido traducido a numerosas lenguas.

El tema central del Ramayana narra el nacimiento, la educación y las actividades de Rama, príncipe y séptima encarnación del Visnu, quien descendió junto con sus hermanos Laksmana, Bharta y Satrugna, quienes son las cuatro expansiones del Señor en Vaikuntha, el mundo espiritual. Rama, el hijo del rey Dasaratha, es también llamado Ramachandra, porque su linaje pertenece a la dinastía lunar Chandra-vamsa. El Ramayana describe Sus pasatiempos; como creció y se casó con Sita, así como todas las adversidades que enfrentaron Rama y Sita, quienes siempre fueron ayudados por su fiel devoto Hanuman, el rey de los monos.

Tras ser desplazado por uno de sus hermanos como legítimo heredero del trono de su padre, el rey Bharata, Rama parte al exilio en compañía de su mujer y de su otro hermano, Lakshmana. Sita es raptada por Ravana, un rey demoníaco que la lleva a su isla Sri Lanka (Ceylán). Con la ayuda de Hanuman y su ejército de monos, Rama consigue, tras una larga lucha, derrotar a Ravana y rescatar a Sita. Después recupera su trono y gobierna con sabiduría en Adhoya, la espléndida capital de su reino.

En el añadido posiblemente posterior de la narración, Sita es acusada de haber cometido adulterio durante su cautividad, lo cual no es verdad cierto, porque su castidad permaneció impoluta. Exiliada, a pesar de su inocencia, la consorte del Señor Ramachandra tuvo dos hijos gemelos de Rama, y recibió la protección del asceta Valmiki Muni, supuesto autor del poema. Al cabo de muchos años Rama y Sita, también llamada Sitadevi, se reúnen de nuevo.

Aunque el Ramayana es esencialmente una obra donde se narran los sucesos mundanos de un gran rey de carácter ideal, incorpora gran parte del material contenido en los sagrados Vedas. Sus personajes centrales, Rama, Sita, Lakshmana y Hanuman, son muy venerados como prototipos que encarnan el ideal del heroísmo principesco, la devoción conyugal y fraternal, y la lealtad incondicional. De allí que, al igual que el Mahabharata, esta obra sea muy especialmente venerada en la India por su carácter moral y sublime. La recitación del Ramayana se considera un acto religioso. En toda la India y el sureste asiático se escenifican fragmentos de esta gran epopeya, cuya trama ha sido llevada (y con frecuencia desvirtuada) al cine para la masiva distracción popular.

El Ramayana ejerció una enorme influencia en toda la literatura india posterior. Conocida principalmente a través de traducciones y recensiones, la versión más famosa es la que realizó Tulsi Das, el gran poeta del siglo XVI. En el noveno canto del Srimad-Bhagavatam se describen brevemente los pasatiempos del Señor Ramachandra.

Ramachandra acudió al sabio Visvamitra y mató a los raksasas (caníbales) como Maricha. Después de romper el pesado y enorme arco llamado Haradhanu, se casó con Sita y redujo el prestigio de Parasurama. Para obedecer la orden de Su padre, se fue al bosque, acompañado por su hermano Laksmana y Sita. Allí, cortó la nariz de Surpanakha y mató a los compinches de Ravana, liderados por Khara y Dusana. El secuestro de Sita por parte de Ravana marcó el infortunio de esa malvada personalidad. Cuando Maricha asumió la forma de un ciervo dorado, Ramachandra fue a traer el ciervo a para complacer a Sitadevi, pero entretanto Ravana se aprovechó de la ausencia del Señor para secuestrarla, lo cual había sido un malévolo ardid que había tramado.

Cuando Sitadevi fue secuestrada, Ramacandra comenzó a buscarla por todo el bosque acompañado por Laksmana. Durante la búsqueda, ellos encontraron a Jatayu. Luego, Rama mató al demonio Kabandha y al comandante Vali, y estableció una relación amistosa con Sugriva. Después de organizar la fuerza militar de los monos e ir con ellos a la orilla del mar, Rama esperó la llegada de Samudra, la personificación del océano, pero cuando Samudra no acudió al llamado, Ramachandra se encolerizó. Entonces Samudra vino rápidamente y se rindió a Rama, queriendo ayudarlo en todo lo que fuera necesario.

Rama quiso poner un puente sobre el océano, y con el consejo de Vibhisana atacó Lanka, la capital de Ravana. Previamente, Hanuman, el sirviente eterno del Señor Ramachandra, incendió a Lanka. Con la ayuda de Laksmana, las fuerzas de Señor Ramacandra acabaron con los soldados raksasas, y Rama mató personalmente a Ravana. Mandodari y otras esposas de Ravana se lamentaron por su muerte, y por orden de Rama, Vibhisana, que era hermano de Ravana, realizó las ceremonias fúnebres para todos los familiares muertos. Ramacandra le dio Vibhisana el derecho de gobernar a Sri Lanka y también le deseo larga de vida. El Señor liberó a Sitadevi del bosque poblado por una especie de árboles conocida como asoka, y se la llevó en una florida nave celestial a Ayodhya, la capital de su reino, donde fue recibido por su hermano Bharata.

Cuando Ramachandra entró en Ayodhya, Bharata le trajo sus hermosas sandalias de madera, Vibhisana y Sugriva lo abanicaron, Hanuman sostuvo una tradicional sombrilla, Satrughna llevó el arco de Rama junto a dos aljabas con sus temibles flechas, y Sitadevi portaba una vasija que contenía agua de los ríos sagrados. Angada llevaba una espada, y Jambavan (Aksaraja) portaba un escudo. Tras este recibimiento, el Señor Ramacandra fue acompañado por Laksmana y Sitadevi, para encontrarse con su familia. Y tras este auspicioso agasajo, el gran sabio Vasistha entronó a Rama como rey. Este resumen es el epílogo del Ramayana, y el capítulo final de la narración termina con una breve descripción de cómo Ramacandra gobernó en Ayodhya.

Aunque existen muchas interpretaciones del Ramayana, o historias acerca de la actividades del Ramachandra, muchas de ellas no son realmente auténticas, pues responden a imaginaciones, especulaciones o sentimientos materiales. Pero las características y pasatiempos del Señor Ramachandra no son imaginarias ni ordinarias. Ocurrieron realmente y son pasatiempos trascendentales de la divina personalidad del Señor Rama, considerado como el avatara de Visnu.

domingo, 26 de octubre de 2014

LA LITERATURA VÉDICA: TRADICIÓN y TRANSCENDENCIA por Visuddha Sattva Das - part 3

La palabra purana significa “viejo.” En el Chandogya Upanisad (7.1.4) y el Bhagavatam (1.4.20), se dice que el Mahabharata y los Puranas, generalmente conocidos como historias (itihasas), constituyen lo que se conoce como “el quinto Veda”. El diccionario Amarakosa define a los Puranas, y otra definición se encuentra en el Visnu Purana (3.625), el Matsya Purana, Vayu y otros Puranas. Casi todos los Puranas describen las actividades sobrehumanas de Bhagavan en Sus diferentes encarnaciones, en diferentes épocas, y también contienen las crónicas de las actividades de los sabios y devotos del Señor.

Ciertas personas han dudado de la credibilidad acerca de las historias de otros planetas que aparecen en los Puranas. Pero el hecho de que algo nos parezca incomprensible, no significa que no sea auténtico. Aunque no hay una cronología histórica precisa para la clasificación de los Puranas, los preceptores védicos no los consideran imaginarios. Los Puranas representan diferentes fases o aspectos de la antigua vida de la India en diferentes épocas.

De acuerdo con la tesis presentada en el capítulo dos en contra de la teoría de la invasión aria, las historias de los Puranas desmitificaron la antigua creencia (incluso de los propios indios) de que el Rg Veda era el documento literario más antiguo de la India, como siempre se había pensado y sostenido, considerándolo como la primigenia fuente histórica, además de preservar la forma más arcaica de la lengua sánscrita.

Con las nuevas investigaciones históricas, menos prejuiciadas que las ideas colonialistas de los invasores, misioneros y lingüistas, se han aclarado las cosas. El hecho de que ahora se considere a los Puranas (o por lo menos que esta tesis merezca la consideración académica) como los registros védicos más antiguos, coincide con las opiniones de los grandes acharyas, quienes fieles a las conclusiones del siddhanta, siempre han visto en las textos puránicos los trazos mas genuinos y relevantes sobre la verdadera historia y la tradición védica. No obstante esta aceptable conclusión, algunos autores se empeñan en la visión historicista, llenando a decir que “la literatura de los Purana alcanzó probablemente gran extensión desde los primeros siglos de nuestra era hasta el XII, y acaso aún más allá...”

Vyasadeva, el creador de los Puranas, compiló el Pauranika samhita, una conjunto de tradiciones históricas y legendarias, oraciones, himnos y cronología sagrada. Vyasa le dictó los Puranas a su discípulo Suta Romaharsana, quien a su vez tuvo seis discípulos: Suniati, Agnivarca, Mitrayu, Sansapayana, Akritamana (Kasyapa Muni) y Sabrán. Los tres últimos compusieron un cuarto samhita, llamado Romaharsanika. La esencia de los samhitas está incluida en el Srimad-Bhagavatam Purana y en el Visnu Purana.

El smrti dice que los Puranas son comentarios de los Vedas. Existen 18 Puranas que se clasifican en tres grupos, de acuerdo a las tres modalidades de la naturaleza material—sattva, rajas y tamas—, regidas por Vishnu, Brahma y Siva, respectivamente. Esta división surge debido a que todos los hombres no son iguales; en uno predomina la bondad, otros están gobernados por la pasión, y otros están bajo el control la ignorancia. La clasificación de los Puranas está hecha para que estas personas, según su tendencia natural, puedan conquistar gradualmente su posición original y liberarse de la dura lucha por la existencia.


Los seis sattva-puranas, cuya Deidad es Visnu, son:

Visnu Purana,
Naradiya Purana,
Padma Purana,
Garuda Purana,
Varaha Purana, y
Srimad-Bhagavatam Purana (18.000 versos).

Los seis raja-puranas presididos por Brahma son:

Brahmanda Purana,
Brahma-vaivarta Purana,
Markandeya Purana,
Bhavisya Purana,
Vamana Purana, y
Brahma Purana.

Los seis tama-puranas presididos por Siva son:

Matsya Purana,
Kurma Purana,
Linga Purana,
Siva Purana,
Skanda Purana, y
Agni Purana.

Estos 18 Puranas principales también son conocidos como upapuranas. Las 3 clasificaciones suelen variar ligeramente, por ejemplo, entre lossattvika puranas, la clasificación del Padma Purana omite el Matsya, Kurma y Vayu, que son reemplazados por el Narada, Padma y Varaha, y en otras clasificaciones se omiten o se incluyen unos u otros nombres. Por motivos didácticos, consideraremos la clasificación dada arriba.

También existen 18 Puranas menores que llevan el nombre de sus compiladores o su temática:

Sanatkumara,
Narasimha,
Naradiya,
Siva,
Durvasa,
Kapila,
Manava,
Usana,
Varuna,
Kalika,
Samba,
Saura,
Aditya,
Mahesvara,
Devibhagavata,
Vasistha,
Vishnudharmottara y
Nilamata.

De acuerdo al Amarakhasa los Puranas describen cinco temas básicos:

sargas ca pratisarga ca
vamsa manvantarani ca
vamsanu caritam capi
puranam panca laksanam

Un Purana describe:
1. Sarga (creación);
2. Pratisarga (destrucción y re-creación);
3. Vamsa (historia de los sabios);
4. Manvantara (períodos de Manu, los primeros ancestros);
5. Vamsanucarita (genealogía de las dinastías reales, solares y lunares).

Pero está definición es inadecuada, porque los textos que son conocidos con el título “Purana” contienen algo más o algo menos de las cinco características anteriores, como así lo han señalado los mismos redactores de los Puranas, quienes posteriormente adoptaron una definición dasa-laksana, es decir, considerando las diez características que contienen los textos puránicos. Esta definición más completa se da en el Srimad-Bhagavatam (12.7.9-10):

sargo ’syatha visargas ca
vrtti-raksantarani ca
vamso vamsanucaritam
samstha hetur apasrayah

dasabhir laksanair yuktam
puranam tad-vido viduh
kecit païca-vidham brahman
mahad-alpa-vyavasthaya


“¡Oh, brahmana!, la autoridades en la material entienden que un Purana contiene diez temas principales: la creación de este universo [sarga], la subsiguiente creación de los mundos y los seres (visarga), la manutención (vrtti) y protección (raksa) de todas las entidades vivientes, la regencia de diversos Manus (antaraksi), las dinastías de los grandes reyes y las actividades de esos reyes (vamsa-anucarita), la aniquilación (samstha), la motivación (hetuh), y el refugio supremo (aparasraya). Otros eruditos que conocen las cosas (viduh), han declarado que los grandes (mahat) Puranas tratan sobre esos diez (dasabhih) temas o características (laksanaih), mientras que los Puranas menores pueden tratar de cinco de esos temas (pañca-vidham), de acuerdo a la distinción (vyavasthaya)”.

Los diez temas principales de un gran Purana (maha-purana), son también descritos en el Segundo Canto del Srimad-Bhagavatam (2.10.1), donde Sri Sukadeva Goswami le dice al rey Pariksit:

atra sargo visargas ca
sthanam posanam utayah
manvantaresanukatha
nirodho muktir asrayah

“Sri Sukadeva Gosvami dijo: En el Srimad-Bhagavatam hay diez divisiones de declaraciones en relación con lo siguiente: la creación del universo, la sub-creación, los sistemas planetarios, la protección de parte del Señor (Isvara-asrayah), el ímpetu creativo, el cambio de Manus y sus períodos, la ciencia de Dios, el regreso al hogar (de vuelta al Supremo), la liberación y el summun bonum, la Verdad Absoluta”.

De acuerdo a Sri Jiva Goswami, los Puranas tales como el Srimad-Bhagavatam Purana tratan acerca de esos diez temas, mientras que otros menores tratan solo de cinco: la creación, la creación secundaria, las dinastías de los reyes, los reinados o períodos de los Manus, y las actividades de varias dinastías. LoPuranas que cubren esas cinco categorías temáticas deben considerar como literatura puránica secundaria. Como se apreciará en la próxima sección de este capítulo, los diez temas fundamentales se explican más detalladamente al estudiar el Srimad-Bhagavatam, debido a su posición relevante entre los demás Puranas.

En la temática del Visnu Purana (23.000 versos), se encuentran historias de varias personalidades santas, una descripción del varnasrama (las divisiones sociales y las órdenes espirituales de la sociedad védica), las seis angas (partes) de los Vedas o Vedangas, una descripción de la era de Kali, y también una descripción del Sveta Varaha kalpa, el Visnu dharmotara. El Naradiya Purana (25.000 versos), contiene una sinopsis de todo. Describe las ciudades de Jagannatha Puri, Dwaraka, Badrinatha, etc.

El Padma Purana (55.000 versos), describe la gloria del Srimad Bhagavatam, las historias de Rama, Jagannatha, Matsya, Ekadasi (el onceavo día de la luna en el calendario védico, en el cual no se comen granos), Bhrgu, etc. En el Padma Purana se declara que existen en total 8.400.000 formas de entidades vivientes en diferentes especies biológicas de la cadena evolutiva de la vida: “Hay 900.000 especies que viven en el agua, 2.000.000 especies inmóviles como los árboles y las plantas, 1.100.000 especies de insectos y reptiles, y 1.000.000 de especies de pájaros. En lo que respecta a los animales, existen 3.000.000 de variedades, y hay 400.000 especies humanas.”

El Garuda Purana (19.000 versos), se llama así porque Garuda, el orador original, se lo narra al sabio Kasiapa. Es un Purana heterogéneo o enciclopédico. Contiene temas del Bhagavad-gita, sobre las encarnaciones de Visnu, adoraciones (de Surya, Siva, Gopala, Visnu, Gayatri, Durga, etc.), reencarnación, descripción de los planetas, astrología, fisonomía, pruebas de gemas, los 14 Manus, Vastu puja, características de los palacios, dinastías solares y lunares, descripción de enfermedades, enseñanzas de Yajsavalkya y Parasara, ritos sagrados, la descripción del Tarsya kalpa, y también contiene el Visnu-sahasra-stotra o los mil nombres de Visnu, mantras para cautivar mujeres, contra el veneno de la serpientes, etc.[2] El Varaha Purana contiene 24.000 versos, describe diferentes votos (vrata), las glorias de Visnu, etc. El Bhagavata Purana contiene 18.000 versos. Su naturaleza trascendental y su temática será estudiada en una sección aparte.

Entre los raja-puranas cuya deidad regente es Brahma, el Brahmanda Purana tiene (12.000 versos. Describe los Vedangas, la estructura del universo, el Adi kalpa, etc. El Brahma-vaibharta Purana tiene 18.000 versos. Hay una historia sobre la aparición de Salagrama y Tulasi (que también aparece en el Bhavisya Purana), y describe las glorias de Radha y Krishna, es por ello muy apreciado por los devotos Vaisnavas. El Markendeya Purana tiene 9.000 versos, y describe historias de Rama y Krishna, entre otras cosas. el Bhavisya Purana tiene 14.500 versos, contiene las glorias del bhakti, y la predicción de la aparición de Sri Chaitanya en Kali-yuga. El Vamana Purana comprende 10.000 versos, y contiene la historia del Señor Trivikrama, una de las diez principales encarnaciones de Visnu. El Brahma Purana tiene 10.000 versos.

En la última división de los tama-puranas, regidos por Siva, está el Matsya Purana (14.000 versos), que trata sobre construcción de templos, describe la Vamana kalpa y la Varaha kalpa, etc. El Kurma Purana (17.000 versos) contiene la conversación entre Krishna y Surya el dios del Sol, habla de Danvantari y describe el Laksmi kalpa. El Linga Purana (10.000 versos), describe las glorias de Narasimhadeva, una de los diez Visnu avataras. También habla de Janardhana, de la historia de Ambarisha Maharaja, y las glorias del Gayatri mantra. El Siva Purana tiene 24.000 versos, y como su nombre lo indica se relaciona con muchas historias del Señor Siva, el gran místico y devoto del Señor Supremo. El Skanda Purana tiene 81.000 versos y entre sus diversos temas se describen las piedras sagradas (salagrama-silas), sus formas, marcas, colores y métodos de adoración, así como los buenos y malos resultados derivados de la veneración de estas piedras consideradas como deidades. El Agni Purana (15.400 versos), también contiene descripciones sobre las salagrama, las cuales de acuerdo al Gautamiya Tantra se encuentran en el río Gandaki, en Nepal, refiere los beneficios de adorar a estas Deidades, y describe también el Isana kalpa. Esta es una descripción muy resumida de los 18 Puranas principales.

sábado, 18 de octubre de 2014

HARINAMA CINTAMANI - Srila Bhaktivinoda Thakur - part 2



Capítulo 2
La aceptación del Nombre

gadâi gaurânga jaya jâhnavâ jîvana
srî advaita jaya srîvâsâdi bhakta-gana

En el éxtasis de prema, Hari Dâs Thâkura lloró, y en prema, Gaurânga lo abrazó.

Gaurânga dijo:
“-¿Dónde existe tal devoto como tú, Hari Das? Tú conoces todas las verdades espirituales y eres en todo tiempo trascendental a la naturaleza material. El obtener a Krsna no depende de tomar nacimiento en una humilde familia, ni de la riqueza, el honor, el refinamiento, sino que depende de la fe. Quienquiera que tenga fe en el proceso de la adoración pura es más grande que los semidioses. Tú has comprendido que el Nombre es la verdad Suprema, el medio y el fin; tú conoces las glorias absolutas del Nombre; tú eres ideal en la conducta de actividades devocionales (âcâra); y
tú eres instruido y capacitado en la prédica. Hari Dâs Thâkura, te pido que describas las ilimitadas glorias del Nombre, porque me hace muy feliz escuchar esas glorias de tu boca.

Cualquiera que mencione el Santo Nombre una sola vez es considerado un vaisnava, y el amo de casa deberá ser atento para respetar a tal persona. Pero alguien que constantemente está cantando el Santo Nombre de Krsna, es aún un mejor vaisnava, y está dotado de todas las buenas cualidades. Y alguien que, por su sola presencia, pueda hacer que otros canten el Nombre con devoción, es el vaisnava supremo. Ahora descríbeme exactamente todos los modos como las entidades vivientes siguen este nombre de Krsna”.

Juntando sus manos con respeto, con la garganta estrangulada y con lágrimas en los ojos, Hari Dâs Thâkura comenzó a hablar, dando primero una descripción del Nombre.

“El Santo Nombre es cintâmani, el objeto que concede todo lo que se desea. A los materialistas les concede dharma, kâma, artha y moksa; a los devotos, que no son fruitivos, les da el amor de Krsna puro y sin mezcla. El Nombre es ilimitado, sin principio y absolutamente consciente, inseparable de la conciencia superior, Krsna. Todo lo que esté en Krsna está en el Santo Nombre, porque los dos no son diferentes. El Nombre está situado espiritualmente, eternamente libre de la contaminación material, en un estado de bondad pura (suddha sattva), como Krsna. Aunque descienda al mundo material, el Nombre permanece puro y eterno; es la personificación de la Suprema Dulzura (râsa).

Como cualquier objeto, Krsna, la Realidad Absoluta, es conocido por cuatro características: Nombre, forma, cualidades y actividades.

Pero en el caso de Krsna, estos elementos son ilimitados. La Suprema Personalidad de Dios se expresa mediante estos cuatro elementos, que toman su existencia espiritual a través de la energía
sandhinî del Señor. Mediante estos elementos, Kèëòa atrae a todas las personas del universo y, como su Nombre no es diferente, sirve al mismo propósito.

Krsna y su Nombre no son diferentes, por lo que su Nombre y su forma tampoco se pueden separar. Si recordamos el Nombre de Krsna, también recibiremos la forma de Krsna.

En cuanto a las cualidades, Krsna tiene sesenta y cuatro cualidades en plenitud, las cuales están parcialmente repartidas entre sus avatâras, en sus guna-avatâras, Brahmâ y Siva; y hasta en número de sesenta, en Nârâyana. Pero el Nombre de Krsna tiene todas las cualidades eternas en absoluto, que se expanden en incontables números. Los pasatiempos del Señor tienen lugar en las olas de estas cualidades en los dhâmas del Señor, en Goloka, Vaikuntha y Vraja, siendo éstos absolutamente espirituales.

En la existencia espiritual, el Nombre, la forma, la actividad y la cualidad no son diferenciadas de la identidad real de la persona; pero por combinación con los elementos burdos, que no son conscientes, la entidad viviente cubierta (por dichos elementos burdos) conoce solamente los nombres, las cualidades, las formas y las actividades que están separadas unas de otras y de su ser real.
Para las entidades vivientes puras, el Nombre, la forma, las cualidades y las actividades son una cosa, pero al tomar refugio en un cuerpo material, la jîva distingue las diferencias.

Puesto que Krsna siempre está más allá del matiz material, todos estos elementos son eternamente partes de un inseparable principio. Sin embargo, entre estos cuatro elementos, mediante los cuales podemos conocer el Objeto (Krsna), nâma es el elemento primario, porque es mediante el Nombre como todas las características se pueden percibir plenamente.

Cuando entendemos la forma, las cualidades y las actividades del Señor refugiándonos en el Nombre, el Nombre es, entonces, aceptado como el vaisnava-dharma. El mismo Señor Caitanya admitió el hecho que mediante el canto del Nombre se pueden revelar todos los pasatiempos del Señor”.

Luego, Hari Dâs Thâkura consideró quién es un vaisnava:

“Se llama vaisnava a aquella persona que sigue el Santo Nombre con fe e intención pura; y es llamada semi-vaisnava aquella persona que toma el Nombre, pero con la impureza de nâmâbhâsa.
Sin embargo, el semi-vaisnava, por la misericordia de Krsna se purifica gradualmente y, siguiendo el canto del Nombre puro, se convierte en un vaisnava puro.

En cualquier caso, la jîva debe seguir el Nombre, porque en el mundo material no hay nada comparable a ello. Es el tesoro último en el almacén de Krsna, puesto que contiene dentro de sí todo
el reino espiritual.

Las jîvas, partículas de espíritu, partes de Krsna, han entrado en ilusión en este mundo de la materia burda; y el Santo Nombre, que contiene todos los aspectos de Krsna, que contiene el absoluto poder de Krsna, ha entrado en el mundo, precisamente para liberar a las almas espirituales. Es necesario saber que, en el mundo, cualquier cosa diferente de la jîva y del Nombre es insustancial.

Los Nombres de Krsna son de dos clases: primario y secundario. Al tomar refugio en los nombres primarios, la entidad viviente recibe el supremo beneficio. Aquellos nombres que son partes del lîlâ trascendental del Señor se consideran nombres primarios.

Nombres tales como Govinda, Gopâla, Râma, Râdhânâtha, Hari, revelan los eternos lîlâs del Señor y al cantarlos, la entidad viviente logra la entrada en el mundo espiritual.

Los nombres secundarios son aquellos que describen las funciones del Señor. El creador, Paramâtmâ, Brahmân, son nombres de uso en karma y jñâna-kânda y dan elevación material y liberación. Puesto que tan sólo los principales nombres otorgan el amor por Dios, los devotos acogen solamente los principales nombres.

Así como hay diferentes tipos de nombres en tipos de efectos, así mismo hay diferentes maneras de cantar los Nombres con diferentes efectos. Por supuesto, las Escrituras declaran que si canta el nombre de Krsna una vez o escucha el nombre de Krsna una vez, bien sea de manera pura o impura, aún así, la jîva es liberada de las garras de la energía material. Sin embargo, se deben destacar los tipos de liberación y la velocidad de liberación. Si se canta el Nombre en nâmâbhâsa (impuramente) el beneficio vendrá lentamente, porque con el tiempo, se alcanzará el amor puro por Dios. El Nombre en âbhâsa es considerado todo auspicioso.

Mediante el proceso de cantar nâmâbhâsa, los pecados son destruidos gradualmente, hasta que el Nombre se escucha con pureza. En el estado de canto puro, el devoto realiza rápidamente el objetivo, el amor puro por Dios.

Existe también el caso de cantar o escuchar el Santo Nombre con más impureza que en nâmâbhâsa, situado a mayor distancia del Nombre puro. A mayor distancia, menor efecto del Nombre. Tal obstrucción o distancia del Nombre, donde el cantar produce poco o ningún efecto, se denomina aparâdha u ofensa. La obstrucción de vyavadhâna (separación) es una idea errónea, donde Krsna y Su Nombre son diferentes o separados. En otras palabras, la creencia de que la Verdad Absoluta no reside en el Nombre y que, por lo tanto, el canto del Nombre no puede llevarlo a uno a la suprema comprensión de la verdad, se denomina vyavadhâna o separación. Mientras persista esta creencia, el amor por Dios es imposible de alcanzar.

Además de la separación basada en los principios filosóficos, hay otro tipo de separación al cantar. Esta es la separación silábica de los Nombres de Krsna. Por ejemplo, si las sílabas ‘Ha’ y ‘ri’ se separan la una de la otra, mediante algunas otras sílabas, por esta separación silábica los efectos del Santo Nombre se eclipsan intensamente.

Esto es diferente de la pronunciación sin intención de la palabra ‘hârâm’ por el yavana, cuando se está muriendo, pues no hay separación de sílabas en esa expresión; por lo tanto se clasifica como nâmâbhâsa.

‘Ha’ y ‘ri’ separados por sílabas tienen mucho menor efecto. Entre los dos tipos de separación, la separación filosófica de los mâyâvâdîs es mucho más perjudicial para el progreso espiritual.

La creencia de que el Nombre no es todopoderoso y Absoluto es una gran perturbación para Kali yuga, y está en discordancia con la Escritura.

Por estas consideraciones podemos entender la naturaleza real del Santo Nombre, es decir, cantar y escuchar un Nombre principal de Krsna, desprovisto de nâmâbhâsa, aparâdha o de vyavadhâna (separación). Ese es el Nombre puro, suddha-nâma. Quienquiera que acepte y esté cantando ese Nombre puro es conocido como un vaisnava genuino, que puede estar en cualquiera de las tres categorías mencionadas al comienzo del capítulo. Debemos servir siempre a tal vaiëòava con alegría.

A fin de vencer el nâmâbhâsa y recibir el Nombre puro, la jîva debe servir al guru fidedigno con gran atención. Al hacer esto, los anarthas desaparecerán y el Nombre puro, dotado de toda la potencia espiritual, bailará en la lengua del devoto, quien entonces nunca dejará la corriente del dulce néctar que emana del Santo Nombre. La jîva cantará constantemente, enloquecida por la dulzura del Santo Nombre. Con gozo el Nombre bailará, la jîva bailará y el tesoro del amor por Dios bailará; el universo entero danzará y Mâyâ huirá.

Se han discutido los diferentes tipos de Nombres Santos. Ahora consideraremos quién tiene el derecho o adhikâri del Santo Nombre.

Cualquier ser humano, sin miras de consideraciones materiales, tales como clase, varna, nacimiento, sexo, edad o educación, tiene derecho a seguir el Santo Nombre, porque el Señor ha investido el Nombre con un poder trascendental, que sobrepasa todas las distinciones. Pero aunque todos tienen el derecho al Nombre, solamente los que han desarrollado fe en Krsna y en el Nombre, recibirán realmente abrigo del Nombre y lo cantarán seriamente.
Por consiguiente, cualquier ser humano tiene derecho al Nombre, y quién tenga fe se convierte en el practicante del Nombre.

En otras prácticas espirituales hay restricciones en el desarrollo, de acuerdo al momento, el lugar, la limpieza o el desaseo; pero al seguir el Nombre esto no se tiene en cuenta, porque el Nombre vence todas estas restricciones por la investidura de su poder.
Mientras que en los actos de caridad, sacrificio, baño, japa, etc., siempre hay consideraciones de tiempo, lugar o limpieza, al cantar el Santo Nombre de Krsna tan sólo se necesita la fe; y quién se
refugia en el Santo Nombre, en Kali yuga, alcanza la suprema perfección de la vida. La conclusión es que la entidad viviente de Kali yuga, situada en medio de mâyâ, debe seguir el Santo Nombre.

El practicante, el que acepta el Nombre, aunque desarrolle su práctica con las mínimas restricciones, debe aún ser cuidadoso para ejecutar todas las acciones favorables para el incremento de la devoción a Krsna, rechazar todas las acciones que obstaculizan la devoción a Krsna y sencillamente recordar el Nombre de Krsna constantemente, mientras pasa su vida en el mundo material.
Nunca deberá desviarse a las sendas de las acciones fruitivas, ni adorar a los semidioses; en cambio, deberá cantar el Nombre y servir a los devotos para alcanzar la meta de la vida, Krsna prema”.

Así, al concluir su explicación de cómo las jîvas deberán aceptar el Santo Nombre, Hari Dâs  Thâkur comenzó a llorar. Cayendo a los pies del Señor, los tomó y suplicó atracción por el Santo Nombre.

Para una persona que hace servicio devocional a los pies del uttama vaisnava, Hari Dâs Thâkura, el Santo Nombre, la trascendental piedra de toque que satisface todos los deseos, se convertirá en el centro de su vida.

viernes, 17 de octubre de 2014

HARINAMA CINTAMANI - Srila Bhaktivinoda Thakur - part 1

Capítulo 1
Las glorias del Santo Nombre

Todas las glorias a Gadâdhara y Gaurânga, a la vida de Jâhnavâ, Nityânanda Prabhu. Todas las glorias a Sîtâ y Advaita, a Srivâsa y a todos los devotos.


Srila Bhaktivinoda Thakura
En la orilla del océano de Nîlâcala, en el templo de Jagannâtha, reside Dâru-Brahman, la Suprema Personalidad de Dios en su forma de madera. Habiendo descendido misericordiosamente en esta adorable forma para liberar a las entidades vivientes del mundo material, Él concede el disfrute material y la liberación. En este mismo dhâma, a fin de entregar la buena fortuna a la humanidad y dar a conocer el dharma de Kali yuga, Srî Caitanya, la Suprema Personalidad de Dios en la forma de un sannyâsî, vino y estableció residencia en la casa de Kâsi Misra. Allí, junto con sus devotos, divulgó el amor de Dios a todos, justamente como un árbol de deseos da libremente los tesoros. Allí, el Señor tuvo gran cuidado de presentar las propias enseñanzas espirituales a las entidades vivientes. Lo hizo de modo que varios devotos explicaran los diferentes aspectos del servicio devocional, mientras
Él se sentaba y escuchaba con gran regocijo.

De esta manera, a través de la boca de Râmânanda Râya, Él enseñó el concepto de râsa, a través de la boca de Sârvabhauma, enseñó el principio real de la liberación, a través de Rûpa Gosvâmî, en Vrndâvana, enseñó los detalles del râsa, y por boca de Hari Dâs, enseñó las glorias absolutas del Santo Nombre.

Un día, después de haberse bañado en el océano, el Señor se encontró con Hari Dâs Thâkura, junto al árbol de siddha bakula y, con mente bienaventurada, inquirió a Hari Dâs sobre cómo las jîvas podrían liberarse fácilmente del mundo material.

Aferrándose a los pies del Señor, mientras su cuerpo se estremecía y las lágrimas vertían de sus ojos, Hari Dâs Thâkura habló con gran humildad:

“-¡Oh, Señor! Tu lîlâ es muy intenso, nada tengo. Tus pies de loto son mi única posesión. Por ninguna buena razón Tú hiciste esta pregunta a una persona tan inepta como yo. ¿Cuál puede ser el
resultado?

¡Oh Señor!, Tú eres Krsna mismo que ha descendido esta vez en Navadvîpa dhâma para liberar a las jîvas de Kali yuga. Allí esparces, misericordiosamente, Tus pasatiempos. Si Tú amablemente sitúas esos pasatiempos en mi corazón, seré feliz. Es por Tu gran misericordia que has revelado Tus ilimitados Nombres, cualidades, forma y pasatiempos en el mundo material, para que aun los pícaros ruines como yo puedan saborearlos.

Tú eres el Sol espiritual, y yo soy la partícula de esa luz; Tú eres el Señor, y yo soy tu eterno sirviente. El néctar de Tus pies de loto es mi fuente de felicidad; mi esperanza reside en el néctar de Tú Nombre.

Si soy una persona tan baja, ¿cómo sabré qué decir?, ¡oh Señor y maestro! Pero, debo obedecer Tu orden. Lo que salga de mi boca te lo presentaré alegremente, sin considerar las faltas”.

Krsna y sus energías

La Persona Suprema, absolutamente independiente, libre para actuar según su deseo, es Srî Krsna. Él existe como la Suprema Verdad, el uno sin segundo; pero, inconcebiblemente, está siempre acompañado de sus eternas energías. Estas energías nunca son independientes de Krsna, sino que más bien están íntimamente relacionadas con Él.

Esto está establecido en los mantras védicos: Krsna es la principal entidad consciente, y las energías son sus atributos; nunca pueden ser independientes. Krsna puede ser llamado Vibhu, el omnisciente,
omnipresente, omnipotente Maestro; y las manifestaciones de sus energías -todos los demás fenómenos existentes- pueden ser llamadas vaibhava, las opulentas expresiones de su existencia de hecho. Pero aun en medio de las ilimitadas, incontables energías expandidas a través del tiempo sin fin, Krsna permanece separado e independiente en su forma original. Es a través de estas energías (vaibhava del Vibhu) como se puede percibir la presencia del Señor.

Las manifestaciones de las energías de Krsna son de tres clases: cid-vaibhava, o manifestaciones espirituales que proceden de la energía espiritual de Krsna; acid-vaibhava, o el burdo o inconsciente
mundo material; y jîva, o incontables almas, pequeñas partículas de espíritu. Así lo establece la Escritura.

Cid-vaibhava

Se compone de las moradas de Krsna, tales como el ilimitado número de planetas Vaikuntha; los ilimitados Nombres de Krsna, tales como Govinda, Hari, etc.; las ilimitadas formas de Krsna, tales como la forma de dos manos que toca la flauta; las extraordinarias cualidades de Krsna, tales como darles afectuosamente la bienaventuranza a sus devotos; los pasatiempos de Krsna, tales como el râsa lîlâ de Vraja y las actividades de sankîrtana de Navadvîpa. Aunque estas actividades espirituales pueden descender al mundo material y ser visibles o perceptibles para las entidades vivientes, permanecen espiritualmente intactas a la influencia material. Todos estos elementos íntimamente relacionados con Visnu o Krsna son llamados visnupâda a lo largo de los Vedas. La palabra denota que los cit-vaibhava son inseparables del Señor Mismo. Los fenómenos espirituales son inseparables de la entidad espiritual primordial.

Por lo tanto, en el reino espiritual visnupada, los cambios que ocurren debido a las influencias de la energía material, Mâyâ, no están presentes. Ese reino es trascendental al cambio material y, como Visnu, el Señor mismo, es bondad pura, sin la más mínima mezcla de pasión o ignorancia, distinto a la condición del mundo material, Krsna y las expansiones plenarias de Visnu son todas de bondad pura. Así, ya sea en Goloka, Vaikuntha, en el océano causal o en el mundo material, estas personalidades permanecen sin ser afectadas, como el Señor de todos los semidioses y el Señor de Mâyâ.

Las formas de Visnu son los señores de Mâyâ en la bondad pura, y Brahmâ, Siva, etc., poseen bondad mezclada.

Acid-vaibhava

A través del río Virajâ, el límite de separación, opuesto a las formas de Visnu, los reinos espirituales, los pasatiempos espirituales y todas las otras manifestaciones espirituales, yace el reino, que no es espiritual, compuesto de los universos de catorce sistemas planetarios. Este reino, bajo el control de la energía ilusoria del Señor, es llamado Devî dhâma, la morada de mâyâ. Está compuesto de los cinco elementos materiales (tierra, agua, fuego, aire, éter), mente, inteligencia y ego falso, los cuales forman los cuerpos densos y sutiles de las entidades vivientes. Los siete sistemas planetarios superiores y los siete inferiores están todos contenidos dentro del acid-vaibhava, la manifestación no-espiritual de una de las energías del Señor.

Jîva-Vaibhava

Mientras la manifestación espiritual, cid-vaibhava, es el principio espiritual absoluto, y el acid-vaibhava o mundo material ilusorio es su sombra, las jîvas son partículas atómicas del elemento espiritual.

Porque las jîvas son espirituales en su carácter, también tienen algún grado de independencia y tienen la potencialidad de ilimitada bienaventuranza, que es natural al reino espiritual. Aquellas jîvas que se refugian en Krsna para alcanzar esa bienaventuranza, permanecen como almas liberadas eternamente asociadas con Krsna; pero cualquiera que, pensando en su propia felicidad egoístamente, desee entrar en la morada de la vecindad de mâyâ, se aparta de Krsna y toma un cuerpo material en el universo material. Habiendo caído en la rueda de fe de las actividades continuas, buenas o malas, con sus resultados, la jîva va errante a través de todo el universo, a veces en svarga, a veces en el infierno, tomando nacimiento con un cuerpo material para disfrutar de la vida en todas las ocho millones cuatrocientas mil especies de seres.

Pero como Tú eres el Señor, el controlador de todas las jîvas, y como las jîvas son Tus energías, Tú estás siempre pensando en su bienestar. Cualquier felicidad que una jîva pueda buscar, Tú amablemente la concedes. Por lo tanto, alguien que desea la felicidad transitoria en el mundo material, la logra sin dificultad por la misericordia del Señor. Todos los procesos para alcanzar esta
felicidad de gratificación sensual, tales como las normas de varna y âsrama, yajña, yoga, homa y vrata, llamados subha karma, actividades piadosas, son simplemente materiales, sin naturaleza trascendental espiritual en absoluto. Los resultados de estas prácticas, como la elevación a los planetas superiores y el goce sensual, son materiales y temporales. Así, en tales actividades, para satisfacer los sentidos temporales, el alma, la jîva, permanece insatisfecha.

El intento de realizar la felicidad ganando una situación temporal en un planeta superior es un grave error de la jîva.

Similarmente, el jñânî, por la misericordia de los devotos, puede desarrollar actividades de bhakti. El jñâna, mezclado con las actividades devocionales, también está clasificado como un sendero secundario del bhakti. Tal jñâni llega fácilmente al estado de fe en Krsna, y rápidamente puede proceder al servicio devocional absoluto.

Las jîvas sirvientes, deseando los perturbadores frutos del infierno del mundo material, rechazan a su maestro; pero Krsna, sabiendo lo que es mejor para su bienestar, los fuerza a dejar el disfrute (bhukti), de las actividades de karma, y la liberación (mukti), de las actividades del conocimiento (jñâna), y finalmente les concede el dulce fruto del bhakti, la devoción a Krsna. Es solamente la misericordia del Señor, Quien está hecho de misericordia pura, lo que coloca a las jîvas en un sendero secundario que permite a la jîva llenar su deseo material durante algún tiempo, pero simultáneamente le da la fe en el proceso del bhakti. Si no fuera por la misericordia del Señor, ¿cómo podrían las entidades vivientes llegar alguna vez a ser puras y entrar a su posición de felicidad en
el reino espiritual?

En el Satya yuga el Señor entregó el proceso de meditación mediante el cual los rsis se purificaron. Al lograr la purificación, el Señor les otorgó el tesoro del bhakti. Similarmente, en Tetrâ yuga, el Señor dispuso la purificación mediante la realización de sacrificios, y en Dvâpara yuga el Señor otorgó la adoración del templo para purificación, como senderos conducentes al bhakti. Pero, al ver el lastimoso estado de las jîvas en Kali yuga, el Señor suspendió la esperanza en los procesos de karma, jñâna y yoga.

En Kali yuga, problemas como la corta vida, las muchas enfermedades, la inteligencia y fortaleza menguadas, afligen a las jîvas; por lo tanto, los senderos secundarios de karma y jñâna (prácticas
de varnasrama, sânkhya, yoga y jñâna), mezclados con algunas actividades devocionales, son demasiado estrechos y obstructivos. El único resultado de estos senderos en Kali yuga es la desviación de la senda del bhakti. Entonces, si se siguen estas sendas con la esperanza de éxito en Kali yuga, la vida simplemente resultará difícil para las jîvas.

El sendero Supremo: Bhakti y el Santo Nombre

El Señor, pensando en el bienestar de las jîvas en Kali yuga, descendió con su Santo Nombre y predicó el sendero para Kali yuga: el proceso de Nâma sankîrtana; mediante el cual, la jîva puede realizar directamente el Supremo tesoro de Krsna prema, la felicidad real, que es llamado el sendero superior o mayor, en distinción de los senderos secundarios de karma y jñâna. Este proceso
consiste en que la jîva cante y recuerde el Nombre del Señor constantemente. Cuando la jîva impura sigue el proceso de bhakti para su purificación, está desarrollando sâdhana bhakti, servicio devocional en práctica. En el momento en que su práctica alcanza la pureza y la perfección (sâdhya), en otras palabras, cuando la jîva realiza prema bhakti, las actividades de sâdhana bhakti (escuchar y cantar los nombres del Señor, etc.) permanecen como las actividades de prema bhakti.

Las principales actividades del servicio devocional son eternas y en el estado perfecto de prema, el medio (sâdhana) y el fin (sâdhya), o el método (upâya) y lo que se ha de obtener por el método
(upeya), no se diferencian. Así, no hay barreras u obstáculos entre la vida y las actividades durante el entrenamiento y el estado perfecto. El Santo Nombre permanece constante en ambos casos, permitiéndole a la jîva alcanzar fácilmente la trascendencia del mundo material.

Hari Dâs Thâkura continuó: “Soy tan sólo una persona caída y vil, tan absorta en los objetos de los sentidos. Al ser tan tonto, ni siquiera seguí Tu Nombre. ¡Oh Señor!”

Con lágrimas que fluían incesantemente de sus ojos, Hari Dâs Thâkura, la encarnación de Brahmâ, cayó sin aliento a los pies del Señor.

Srîla Bhaktivinoda Thâkur predica que quienquiera que pueda refugiarse en el Señor, en los devotos del Señor y en el servicio devocional, recibe los efectos totales del Santo Nombre, la piedra de toque que satisface todos los deseos. En ese momento, el Nombre se convierte en el centro de su existencia.