Parte I (Prosa)
CAPÍTULO I . UN MÉTODO DE ILUMINAR AL DISCÍPULO
Adi Shankaracharya |
1.— Ahora explicaremos un método de enseñar el medio (el conocimiento del Sí mismo) de la liberación para el beneficio de aquellos aspirantes a la liberación que están deseosos (de esta enseñanza) y que tienen fe (en ella).
2.— Ese medio de la liberación, a saber, el
conocimiento, debe ser explicado una y otra vez, hasta que es firmemente
aprehendido, a un discípulo brâhman puro, que es indiferente a todo lo que es
transitorio y alcanzable a través de ciertos medios; que ha abandonado el deseo
de un hijo, el deseo de riqueza y de este mundo y del otro; que ha adoptado la
vida de un monje errante, y que está dotado de control sobre la mente y los
sentidos, de compasión, etc., así como de las cualidades de un discípulo bien
versado en las escrituras, y que se ha acercado al maestro de la manera
prescrita, y que ha sido examinado respecto a su casta, profesión, conducta,
instrucción y linaje.
3.— La Sruti dice también, «Un brâhman, después de examinar esos mundos que son el
resultado de las acciones védicas, debe ser indiferente a ellos viendo que nada
eterno puede ser obtenido por medio de esas acciones. Entonces, con combustible
en sus manos, debe acercarse solo a un maestro versado en los Vedas y establecido en el Brahman, para conocer lo eterno. El maestro instruido debe
explicar correctamente a ese discípulo que tiene control de sí mismo y una
mente tranquila, y que se ha acercado a él de la manera prescrita, el
conocimiento del Brahman que revela el Ser imperecedero y eterno». Pues sólo
el conocimiento que es comprendido firmemente, conduce al propio bien de uno y
es capaz de transmisión. Esta transmisión del conocimiento es útil para las
gentes, como un barco para el que quiere cruzar un río. Las escrituras dicen
también, «Aunque uno pueda dar al maestro este mundo rodeado por océanos y
lleno de riquezas, este conocimiento es aún más grande que eso». De otro modo,
no habría ninguna obtención del conocimiento. Pues la Sruti dice, «Un hombre que tiene un maestro puede conocer al Brahman», «Sólo el conocimiento recibido de un maestro (deviene perfecto)»,
«El maestro es el piloto», «El Conocimiento Justo es llamado en este mundo una
balsa», etc. La Smriti dice también, «el conocimiento te será impartido»,
etc.
4.— Cuando el maestro encuentra signos de que el
conocimiento no ha sido comprendido (o de que ha sido comprendido erróneamente)
por el discípulo, debe eliminar las causas de la no-comprensión, las cuales son
los pecados pasados y presentes, la laxitud, la falta de un conocimiento previo
de lo que constituyen los temas de discriminación entre lo eterno y lo
no-eterno, la búsqueda de la estima popular, la vanidad de casta, y demás, a
través de los medios contrarios a esas causas, prescritos por la Sruti y la Smriti, a saber, la evitación de la cólera, etc., y los
votos que consisten en no hacer daño, etc., así como las reglas de conducta que
no son incongruentes con el conocimiento.
5.— También debe imprimir enteramente en el
discípulo cualidades como la humildad, etc., que son los medios hacia el
conocimiento.
6.— El maestro es el que está dotado con el poder de
proporcionar argumentos en pro y en contra, de comprender las preguntas y
responderlas, que posee tranquilidad, autocontrol, compasión y un deseo de
ayudar a otros, que está versado en las escrituras y desapegado de los goces,
tanto visibles como invisibles, que ha renunciado a los medios de todo tipo de
acciones, que es un conocedor del Brahman y que está establecido en Él, que no es nunca transgresor de las
reglas de conducta, y que está desprovisto de defectos tales como la
ostentación, el orgullo, el engaño, el artificio, el fingimiento, los celos, la
falsedad, el egotismo y el apego. El maestro tiene el único propósito de ayudar
a otros y un deseo de impartir el conocimiento del Brahman solo. Primero de todo debe enseñar los textos de la Sruti que establecen la unidad del Sí mismo con el Brahman, tales como «Hijo mío, en el comienzo solo era la Existencia, una y
sin segundo», «Donde uno no ve nada más», «Todo esto es solo el Sí mismo», «En
el comienzo todo esto era solo el Sí mismo» y «Todo esto es ciertamente el Brahman».
7,8.— Después de enseñar esto, debe enseñar la
definición del Brahman, por medio de textos de la Sruti tales como «El Sí mismo carente de pecado», «El Brahman que es inmediato y directo», «Eso que es más allá del hambre y la
sed», «No esto, no esto», «Ni grosero ni sutil», «Este Sí mismo es no-esto»,
«Él es el Veedor, invisible Él mismo », «Conocimiento-Felicidad»,
«Existencia-Conocimiento-Infinito», «Imperceptible sin-cuerpo», «Ese gran Sí
mismo innacido», «Sin la fuerza vital ni la mente», «Innacido, abarcando lo
interior y lo exterior», «Consistente en conocimiento solo», «Sin interior ni
exterior», «Él es ciertamente más allá de lo que es conocido y también de lo
que es no-conocido» y «Llamado Akasha (el Auto-efulgente)»; y también por medio de textos
de la Smriti tales como los siguientes: «Él no es ni con
nacimiento ni con muerte », «Él no es afectado por los pecados de nadie», «Lo
mismo que el aire, está siempre en el éter», «El Sí mismo individual debe ser
considerado como el universal», «Él es llamado ni existente ni no-existente»,
«Pues el Sí mismo es sin comienzo y vacío de cualidades», «El mismo en todos
los seres» y «El Ser Supremo es diferente»; todo esto apoya la definición dada
por la Sruti y prueba que el Sí mismo interior está más allá de
la existencia transmigratoria y que no es diferente del Brahman, el principio omnicomprensivo.
9.— Al discípulo que ha aprendido así la definición
del Sí mismo interior de la Sruti y de la Smriti y que anhela cruzar el océano de la existencia transmigratoria, se le
pregunta, «¿quién eres tú, hijo mío?»
10, 11.— Si él dice, «Yo soy el hijo de un brahman perteneciente a tal linaje, he sido un estudiante o un hogareño, y
ahora soy un monje errante ansioso de cruzar el océano de la existencia
transmigratoria infectada con los tiburones terribles del nacimiento y la
muerte», el maestro debe decir, «Hijo mío, ¿cómo deseas ir más allá de la
existencia transmigratoria, cuando tu cuerpo será comido por los pájaros o se
convertirá en tierra aquí cuando tú mueras? Pues reducido a cenizas en esta
orilla, tú no puedes cruzar a la otra orilla».
12, 13.— Si él dice, «Yo soy diferente del cuerpo.
El cuerpo nace y muere, es comido por los pájaros, es destruido por las armas,
el fuego, etc., y sufre de enfermedades y demás. Yo he entrado en él, como un
pájaro en su nido, debido al mérito y al demérito resultante de actos hechos
por mí mismo; y lo mismo que un pájaro va a otro nido cuando el anterior es
destruido, así yo entraré en diferentes cuerpos una y otra vez como resultado
de los méritos y deméritos cuando el cuerpo presente muera. Así pues, en este
mundo sin comienzo, debido a mis propias acciones, yo he estado abandonando
sucesivos cuerpos asumidos entre dioses, hombres, animales y los habitantes del
infierno y asumiendo siempre otros nuevos. De esta manera, yo he sido hecho
rodar en el ciclo de los nacimientos y muertes sin fin, como en una rueda
persa, por mis acciones pasadas; y habiendo obtenido en el curso del tiempo el
cuerpo presente, estoy fatigado de este rodar y rodar en la rueda de la
transmigración; así pues, he venido a usted, Señor, a poner fin a esta
rotación. Por consiguiente, yo soy siempre diferente del cuerpo. Son los
cuerpos los que vienen y se van, como los vestidos de una persona», —el maestro
responderá, «Has hablado bien. Tú ves correctamente. ¿Por qué dices entonces
erróneamente, “Yo soy el hijo de un brâhman perteneciendo a tal linaje, he sido un estudiante o un hogareño y
ahora soy un monje errante”?».
14, 15.— Si el discípulo dice, «¿En qué he hablado
erróneamente, Señor?» El maestro debe responder, «Porque con tu afirmación, “Yo
soy el hijo de un brâhman perteneciente a tal linaje, etc.”, has identificado
con el Sí mismo sin nacimiento, sin linaje y sin ceremonias de purificación, el
cuerpo que posee todo esto y que es diferente (del Sí mismo)».
16, 17.— Si él pregunta, «¿Cómo posee el cuerpo las
diversidades del nacimiento, linaje y ceremonias de purificación (diferentes
del Sí mismo), y como soy yo sin ellos?» —El maestro debe decir, «Escucha, hijo
mío, cómo este cuerpo es diferente de ti y posee nacimiento, linaje y ceremonias
de santificación, y cómo tú eres libre de éstas». Así pues, el maestro enseñará
al discípulo diciendo, «Debes recordar, hijo mío, lo que se te ha dicho sobre
el Sí mismo interior, que es el Sí mismo de todo lo que tiene características,
como lo describe la Sruti, tal como “Esto era existencia, hijo mío”, etc.,
así como también la Smriti, y debes recordar estas características también».
18.— El maestro debe decir al discípulo que ha
recordado la definición del Sí mismo, «Eso que es llamado Âkâsha (el auto-efulgente), que es distinto de nombre y forma, sincuerpo y
definido como no-grosero, etc., y como libre de pecado y demás, que es intocado
por las condiciones transmigratorias, “El Brahman que es inmediato y directo”, “El Sí mismo interior”, “El Veedor
invisible, el Oidor inaudible, el Pensador impensable, el Conocedor
incognoscible”, que es de la naturaleza del conocimiento eterno, sin interior
ni exterior, consistente solo en conocimiento, omnipenetrante como el éter y de
poder infinito —ese Sí mismo de todo, desprovisto de hambre, etc., así como de
aparición y de desaparición, es, por virtud de Su inescrutable poder, la causa
de la manifestación del nombre y forma inmanifestados que moran en el Sí mismo,
por virtud de Su presencia misma, pero que son diferentes de Él, los cuales son
la semilla del universo, son descriptibles, ni idénticos a Él ni diferentes de
Él, y que son conocidos por Él solo».
19.— «Ese nombre y forma, originalmente
inmanifestados, tomaron el nombre y la forma del éter cuando fueron
manifestados desde ese Sí mismo. Este elemento, llamado el éter, surgió así del
Sí mismo supremo, como la suciedad llamada espuma sale del agua transparente.
La espuma no es ni agua ni absolutamente diferente de ella, pues no se ve nunca
aparte del agua. Pero el agua es limpia, y diferente de la espuma que es de la
naturaleza de la suciedad. Similarmente, el Sí mismo supremo, que es puro y
transparente, es diferente del nombre y la forma, los cuales representan la
espuma. Éstos —que corresponden a la espuma— habiendo sido inmanifestados
originalmente, tomaron el nombre y la forma del éter cuando fueron
manifestados.
20.— «El nombre y la forma, al devenir aún más
groseros en el curso de la manifestación, asumieron la forma del aire. Desde
eso nuevamente devinieron el fuego; desde eso devinieron el agua, y desde eso
devinieron la tierra. En este orden, los elementos precedentes penetraron a los
elementos sucedentes, y los cinco elementos groseros acabaron cuando la tierra
vino a la existencia. Así pues, la tierra posee las cualidades de todos los
cinco elementos groseros. De la tierra compuesta de todos los cinco grandes
elementos, son producidas hierbas tales como el arroz y la cebada. De éstas,
cuando son comidas, se forma la sangre y la semilla de las mujeres y los
hombres respectivamente. Extraídos estos dos ingredientes, como si fueran
batidos, por la lujuria que brota de la ignorancia, y santificados con mantras, son depositados en la matriz en el tiempo apropiado. Por medio de la
infiltración de los fluidos nutrientes del cuerpo de la madre, esto se
desarrolla en un embrión y es parido al noveno o décimo mes».
21.— «Ello nace, o toma una forma y un nombre y es
purificado por medio de los mantras relativos a los ritos natales y otros. Santificado
nuevamente por investidura del cordón sagrado obtiene la denominación de
estudiante. El mismo cuerpo es designado como hogareño cuando recibe el rito de
unirse a una esposa. Eso es nuevamente llamado un recluso cuando recibe los
ritos pertinentes al retiro en el bosque. Y deviene conocido como un monje
errante cuando cumple los sacramentos que llevan a la renuncia a todas las
actividades. Así pues, el cuerpo, que tiene nacimiento, linaje y ritos
purificatorios, diferente (del Sí mismo), es diferente de ti».
22.— «Que la mente y los sentidos son también de la
naturaleza del nombre y la forma, es conocido por la Sruti, “La mente, hijo
mío, consiste en alimento”».
23.— «Tú dices, “¿Cómo soy yo, sin nacimiento,
linaje y ritos purificatorios, diferente (del Sí mismo)?” Escucha. El mismo que
es la causa del desarrollo del nombre y la forma, cuya naturaleza es diferente
de la del nombre y la forma, y que es sin conexión con todos los ritos
santificatorios, desarrolló el nombre y la forma, creó este cuerpo y entró en
él (el cual no es sino nombre y forma) —que es Él mismo el Veedor invisible, el
Oidor inaudible, el Pensador impensable, el Conocedor incognoscible, según se
afirma en el texto de la Sruti, “(Yo conozco) quien crea los nombres y las formas
y permanece hablando”. Hay miles de textos de la Sruti que transmiten el mismo significado: por ejemplo, “Él creó y entró en
él (el cuerpo)”, “Entrando en ellas, Él gobierna todas las criaturas”, “Él, el
Sí mismo, ha entrado en estos cuerpos”, “Éste es tú Sí mismo”, “Abriendo esta
misma sutura del cráneo, Él entró por esa puerta”, “Este Sí mismo está oculto
en todos los seres”, “Esa Divinidad pensó —entre yo en estas tres deidades”».
24.— «Los textos de la Smriti elucidan también la misma verdad; por ejemplo, “Ciertamente, todos los
dioses son el Sí mismo”, “El Sí mismo en la ciudad de las nueve puertas”, “Sabe
que el Sí mismo individual es Mí mismo”, “El mismo en todos los seres”, “El
Presenciador y Aprobador”, “El Ser Supremo es diferente”, “Residente en todos
los cuerpos, pero Él mismo sin ninguno”, y así sucesivamente. Por consiguiente,
está establecido que tú eres sin ninguna relación con el nacimiento, linaje ni
ritos santificatorios ».
25.— Si él dice, «Yo estoy en la esclavitud, sujeto
a la transmigración, soy ignorante, (a veces) feliz, (a veces) infeliz y soy
enteramente diferente de Él. Él, el Brillante, que es disimilar en naturaleza
de mí. Yo quiero adorar-Le por medio de las acciones pertinentes a mi casta y
orden de la vida, haciendo-Le presentes y ofrendas y también salutaciones y
demás. Yo estoy anhelante de cruzar el océano del mundo de esta manera. Así
pues, ¿cómo soy yo Él mismo?»
26.— El maestro debe decir, «Tú no debes, hijo mío,
considerarlo así; debido a que no debes aceptar una doctrina de la diferencia».
En respuesta a la pregunta, «¿Por qué no debo aceptarla?», el maestro puede
citar los siguientes textos de la Sruti: «El que se dice
que ese Brahman es uno y que él es otro, no Le conoce (al Brahman)», «El que considera la casta brâhmánica como diferente de sí mismo es rechazado por esa casta», «El que
considera al Brahman como teniendo diversidad en Él, va de muerte en
muerte», y demás.
27.— Estos textos de la Sruti muestran que la existencia transmigratoria es el resultado cierto de
la aceptación de (la realidad de) la diferencia.
28.— «Por otra parte, que la liberación resulta de
la aceptación de (la realidad de) la nodiferencia es apoyado por miles de
textos de la Sruti; por ejemplo, después de enseñar que el Sí mismo
individual no es diferente del Sí mismo supremo en el texto, “Eso es el Sí
mismo, tú eres Eso”, y después de decir, “Un hombre que tiene un maestro,
conoce al Brahman”, la Sruti prueba que la liberación es el resultado del
conocimiento de (la realidad de) la no-diferencia solo, diciendo, “Un conocedor
del Brahman tiene que servir sólo mientras no está sumergido en
el Brahman”. Que la existencia transmigratoria llega a una
cesación absoluta (en el caso del que comprende la verdad de que la diferencia
no tiene ninguna existencia real), es ilustrado por el ejemplo del que no era
un ladrón y no fue quemado (al agarrar un hierro al rojo); por otra parte, ese
que dice lo que no es verdadero (es decir, la realidad de la diferencia),
continúa estando en la condición mundana, como es ilustrado por el ejemplo del
ladrón que se quemó».
29.— «Los textos de la Sruti que comienzan con “Todas estas criaturas que son aquí, ya sea un tigre
o…” y otros textos similares, después de afirmar que “Uno deviene el propio
señor de uno (es decir, el Brahman)” por el conocimiento de (la realidad de) la
nodiferencia, muestran que uno continúa permaneciendo en la condición
transmigratoria en el caso opuesto, como resultado de la aceptación de (la
realidad de) la diferencia, diciendo, “Conociendo de modo diferente a éste,
ellos tienen a otros seres por sus señores y residen en las regiones
perecederas”. Tales afirmaciones se encuentran en todas las ramas del Veda. Por consiguiente,
era ciertamente erróneo por tu parte decir que tú eras el hijo de un brâhman, que pertenecías a tal linaje, que estabas sujeto a la transmigración
y que eras diferente del Sí mismo supremo».
30.— «En cuanto a la no aceptación de (la realidad
de) la diferencia, debe comprenderse que, en base al conocimiento de la
identidad de uno con el Sí mismo supremo, el cumplimiento de los ritos
religiosos que son diferentes para cada orden, y la asumición del yajnopavîta [el cordón sagrado llevado por las tres primeras castas de los
hindúes], etc., los cuales son los medios de su cumplimiento no deben
aceptarse. Pues estos ritos y el yajnopavîta, etc., así como sus medios, son incongruentes con
el conocimiento de la identidad de uno con el Sí mismo supremo. Es solo a esas
gentes que atribuyen al Sí mismo las clases y órdenes de la vida, etc., a
quienes se prescriben las acciones védicas y el yajnopavîta, etc., así como sus medios; pero no a aquellos que han adquirido el
conocimiento de su identidad con el Sí mismo supremo. [Aceptar] que uno es otro
que el Brahman se debe solo a la aceptación de (la realidad de) la
diferencia».
31.— «Si los ritos védicos tuvieran que ser
cumplidos y no abandonados, la Sruti ni habría declarado la identidad de uno mismo con el
Sí mismo supremo que no tiene relación con esos ritos y sus medios, ni con las
castas, ni órdenes de la vida, etc., los cuales son las condiciones de las
acciones védicas, en sentencias tan inambiguas como “Eso es el Sí mismo, tú
eres Eso”; ni habría condenado la aceptación de (la realidad de) la diferencia
(entre uno mismo y el Sí mismo supremo) en sentencias tales como “Él es la
gloria eterna del conocedor del Brahman”, “Intocado por la virtud, intocado por el pecado”,
y “Aquí un ladrón no es un ladrón”».
32.— «La Sruti no habría afirmado que la naturaleza esencial del Sí mismo no está
relacionada de ninguna manera con los ritos védicos y las condiciones
requeridas por ellos, tales como una clase particular y demás, si no se
entendiera que esos ritos y el yajnopavîta, etc., y sus medios, deben ser abandonados. Por
consiguiente, las acciones védicas que son incompatibles con el conocimiento de
la identidad de uno mismo con el Sí mismo supremo, deben ser abandonadas junto
con sus medios por el que aspira a la liberación; y debe ser sabido que el Sí
mismo no es otro que el Brahman como se define en la Sruti».
33.— Si él dice, «El dolor debido a quemaduras o
cortes en el cuerpo, y la miseria causada por el hambre y similares, Señor, se
percibe distintamente que están en mí. El Sí mismo supremo es conocido en toda
la Sruti y la Smriti como “libre de pecado, de vejez, de muerte, de
dolor, de hambre, de sed, etc., y libre de olor y de sabor”. ¿Cómo puedo yo,
que soy diferente de Él y que poseo muchos atributos fenoménicos, aceptar al Sí
mismo supremo como mí mismo, y a mí mismo, un ser transmigratorio, como el Sí
mismo supremo? ¡Entonces puedo admitir igualmente que el fuego es frío! ¿Por
qué debería yo, un hombre del mundo, señalado para obtener toda la prosperidad
en este mundo y en el otro y para realizar el fin supremo de la vida, es decir,
la liberación, abandonar las acciones que producen esos actos y el yajnopavîta, etc., y sus accesorios? »
34.— El maestro debe decirle, «No es correcto para
ti decir, “Yo percibo directamente el dolor en mí cuando mi cuerpo se corta o
se quema”. ¿Por qué? El dolor debido a cortes o quemaduras es percibido en el
cuerpo, que cuando es el objeto de la percepción del perceptor, semejante a un
árbol quemado o cortado, debe tener la misma localización que las llamas, etc.
Las gentes señalan el dolor causado por las llamas y demás ubicado en ese lugar
donde ocurren pero no en el perceptor. ¿Cómo es ello así? Porque, al ser
preguntado dónde está el dolor, uno dice, “Yo tengo dolor en la cabeza, en el
pecho o en el estómago”. Así pues, uno señala el dolor en ese lugar donde ocurre
la quemadura o el corte, pero nunca en el perceptor. Si el dolor o sus causas,
a saber, las quemaduras o los cortes, estuvieran en el perceptor, uno habría
señalado al perceptor como la sede del dolor, y a las partes del cuerpo como
las sedes de las quemaduras o cortes.
35.— «Además, (si estuviera en el Sí mismo) el dolor
no podría ser percibido por el Sí mismo, lo mismo que el color del ojo no puede
ser percibido por el mismo ojo. Por consiguiente, como se percibe que tiene la
misma sede que las llamas, cortes y demás, el dolor debe ser un objeto de
percepción como ellos. Puesto que es un efecto, debe tener un receptáculo como
ese en el que se cuece arroz. Las impresiones de dolor deben tener la misma
sede que el dolor mismo. Como son percibidas durante el tiempo en que la
memoria es posible (es decir, en los estados de vigilia y sueño con sueños, y
no en el sueño profundo), estas impresiones deben tener la misma localización
que el dolor. La aversión a los cortes, quemaduras y demás, así como las causas
del dolor, deben tener también la misma sede que las impresiones (de dolor). Se
dice por ello que “El deseo, la aversión y el miedo tienen una sede común con
la de las impresiones de los colores. Tienen por sede el intelecto, el
conocedor, el Sí mismo, que es siempre puro y exento de miedo”».
36.— «“¿Cuál es entonces el lugar de las impresiones
de los colores y demás?” “El mismo que el del deseo, etc.” “¿Dónde están el
deseo y demás?” “Ellos están en la mente (y no en otra parte) según la Sruti —deseo, deliberación, duda.” “Las impresiones de los colores y demás
están también ahí (y no en otra parte) según la Sruti —¿cuál es la sede de los colores? La mente”. Que el deseo, la aversión
y demás son los atributos de la incorporación, del objeto y no del Sí mismo, es
sabido por la Sruti, a saber, “Los deseos que están en la mente”, “Pues
él está entonces más allá de todas las aflicciones de su corazón (mente)”,
“Debido a que Él es sin apego”, “Su forma intocada por los deseos”, y por la Smriti, a saber, “Se dice que Él es sin cambio”, “Debido a que Él es sin
comienzo y sin atributos”, y demás. Por consiguiente, (se concluye que) la
impureza pertenece al objeto y no al Sí mismo».
37, 38.— «Por consiguiente, tú no eres diferente del
Sí mismo supremo por cuanto que tú estás exento de impurezas tales como la
conexión con las impresiones de los colores y demás. Como no hay ninguna
contradicción para la evidencia perceptiva, etc., el Sí mismo supremo debe ser
aceptado como uno mismo según la Sruti, “Él sabe que el Sí mismo puro es el Brahman”, “Él debe ser considerado como homogéneo”, “Él es yo que soy abajo”,
“Él es el Sí mismo que es abajo”, “Él sabe que todo es el Sí mismo”, “Cuando
todo deviene el Sí mismo”, “Todo esto es ciertamente el Sí mismo”, “Él es sin
partes”, “Él es sin interior ni exterior”, “Innacido, comprende el interior y
el exterior”, “Todo esto ciertamente es el Brahman”, “Él ha entrado a través de esta puerta”, “Los nombres de puro
conocimiento”, “Existencia, Conocimiento, Brahman Infinito”, “De Él”, “Él ha creado y ha entrado en él”, “Él Brillante
sin segundo oculto en todos los seres y omnipenetrante”, “En todos los cuerpos,
Él mismo sin cuerpo”, “Él no nace y no muere”, “(Conociendo) el sueño y la
vigilia, Él es mi Sí mismo; así debe saber uno”, “Quien (conoce) a todos los
seres”, “Él se mueve y no se mueve”, “Conociendo-Le, uno deviene digno de ser
adorado”, “Él, y nada sino Él, es el fuego”, “Yo devine Manu y el sol”,
“Entrando en ellas, Él gobierna a todas las criaturas”, “Existencia solo, hijo
mío”, “Eso es real, Eso es el Sí mismo, tú eres Eso”». «Es establecido que tú,
el Sí mismo, eres el Brahman supremo, el Uno solo y exento de todo atributo
fenoménico, también por la Smriti, a saber, “Todos los seres son el cuerpo del Uno
que reside en los corazones de todos”, “Los dioses son ciertamente el Sí
mismo”, “En la ciudad de las nueve puertas”, “El mismo en todos los seres”, “En
un Brahman sabio y cortés”, “Indiviso en las cosas divididas” y
“Todo esto ciertamente es Vâsudeva (el Sí mismo)”».
39.— Si él dice, «Señor, si el Sí mismo es “Sin
interior ni exterior”, “Comprendiendo el interior y el exterior, innacido”,
“Completo”, “Pura consciencia solo” como un terrón de sal, exento de todas las
diferentes formas, y de una naturaleza homogénea como el éter, ¿qué es eso que
es observado en el uso ordinario y revelado en la Sruti y la Smriti como lo que tiene que ser cumplido, sus medios
(apropiados) y sus cumplidores, y que constituye el tema de disputa entre
cientos de contendientes rivales que sostienen puntos de vista diferentes?»
40.— El maestro debe decir, «Todo lo que se observa
(en este mundo) o se aprende la Sruti (concerniente al otro mundo) son productos de la
Ignorancia. En realidad hay solo Uno, el Sí mismo, que parece ser muchos a la
visión perturbada, lo mismo que la luna parece ser más de una a los ojos
afectados por miopía. Que la dualidad es el producto de la Ignorancia, se sigue
de la congruencia de la condena por la Sruti de la aceptación de (la realidad de) la diferencia, a saber, como en
“Cuando hay algo más, por así decir”, “Cuando hay dualidad, por así decir, uno
ve a otro”, “Él va de muerte en muerte”, “Y donde uno ve algo más, oye algo
más, conoce algo más, eso es finito, y eso que es finito es mortal”, “Puesto
que las modificaciones (es decir, los efectos, por ejemplo, un jarro de barro)
son solo nombres, tienen como su soporte palabras solo; es solo la tierra (es
decir, la causa) lo que es real” y “Él es uno, yo soy otro”. La misma cosa se
sigue de la Sruti que enseña la unidad, por ejemplo, “Uno solo, sin
segundo”, “Cuando el conocedor del Brahman” y “¿Qué engaño o aflicción hay?”».
41.— «Si ello es así, Señor, ¿por qué la Sruti habla de diversos fines a ser obtenidos, de sus medios (de obtención),
y demás, así como de la evolución y disolución del universo? » 42.— «La
respuesta a tu pregunta es ésta: Habiendo adquirido (habiéndose identificado a
sí mismo con) las diferentes cosas tales como el cuerpo y demás, considerando
que el Sí mismo está conectado con lo que es deseable y lo que es indeseable y
demás, completamente ansioso de obtener lo deseable y evitar lo indeseable por
los medios apropiados —pues sin ciertos medios no puede cumplirse nada— un
hombre ignorante no puede discriminar entre los medios para la realización de
lo que es (realmente) deseable por él y los medios para la evitación de lo que
es indeseable. El propósito de las escrituras es la eliminación gradual de esta
ignorancia; pero no la enunciación de (la realidad de) la diferencia del fin,
los medios y demás. Pues es esta diferencia misma la que constituye esta
indeseable existencia transmigratoria. Por consiguiente, las escrituras
eliminan la ignorancia que constituye esta (falsa) concepción de la diferencia,
la cual es la causa de la existencia fenoménica, dando razones para la unidad
de la evolución, disolución, etc., del universo».
44.— «El que está ansioso de comprender este conocimiento verdadero del que se habla en la Sruti, debe elevarse por encima del deseo de un hijo, de la riqueza y de este mundo y del otro, que son descritos de una manera quíntuple y que son el resultado de una referencia falsa al Sí mismo, y debe elevarse también por encima de las castas, de los órdenes de la vida y demás. Porque esta referencia (al Sí mismo) es contradictoria con el conocimiento verdadero, es inteligible por las razones que se dan concernientes a la prohibición de la aceptación de (la realidad de) la diferencia. Pues cuando el conocimiento de que el Sí mismo no-dual es más allá de la existencia fenoménica es generado por las escrituras y el razonamiento, no puede existir junto con un conocimiento contrario a él. Nadie puede pensar en el escalofrío en el fuego ni en la inmortalidad y la liberación de la vejez en lo que concierne al cuerpo (perecedero). Por consiguiente, el que está ansioso de establecerse en el conocimiento de la Realidad, debe abandonar todas las acciones junto con el yajnopavîta y todo lo demás, sus accesorios, los cuales son los efectos de la ignorancia».
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