"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

jueves, 2 de octubre de 2014

FUNDAMENTOS DE LA MEDITACIÓN VIPASSANA por Mahasi Sayadaw - part 1

 Mahasi Sahadaw
INTRODUCCIÓN

Hoy en día la meditación vipassanā no requiere una introducción especial. Todo el mundo dice que es buena. Veinte años atrás la situación era muy diferente. La gente pensaba que vipassanā era para bhikkhus y ascetas, no para ellos. No fue fácil cuando comenzamos a enseñar vipassanā.

La situación ha cambiado hoy en día. En la actualidad la gente insiste que demos conferencias sobre vipassanā. Sin embargo, cuando comenzamos con los elementos básicos, parecen incapaces de apreciarlos. Inclusive algunos se levantan y se marchan. Uno no debería culparlos, pues no han tenido la preparación en meditación para poder comprender.

Algunas personas piensan que tranquilidad (samatha) es introspección (vipassanā). Otros hablan de la meditación de introspección como si no hubiera diferencia alguna con la meditación de tranquilidad. La meditación vipassanā enseñada por algunos, a pesar de su lenguaje atractivo, es simplemente imposible de practicar; a los oyentes se les deja confundidos. Para el beneficio de estas personas voy a exponer los fundamentos de la meditación vipassanā.

TRANQUILIDAD E INTROSPECCIÓN

¿En qué meditamos nosotros? ¿Cómo desarrollamos la introspección? Estas preguntas son muy importantes. Hay dos tipos de meditación: meditación para desarrollar tranquilidad y meditación
para desarrollar introspección. La meditación en los diez discos (kasiṇa) conduce a la tranquilidad y
no a la introspección. La meditación en los diez desagradables (asubha)—un cuerpo hinchado, por
ejemplo—conduce también a la tranquilidad y no a la introspección. Las diez reflexiones (anussati), como la recolección de los atributos del Buddha, Dhamma, etc., también permiten desarrollar la tranquilidad y no la introspección. La meditación en las treinta y dos partes del cuerpo (koṭṭhāsa), como cabellos, uñas, dientes, piel, tampoco conduce a la introspección. Todos estos tipos de meditación sólo ayudan a desarrollar la concentración. La meditación en la atención en la respiración (ānāpāna-sati) también permite desarrollar la concentración, pero además, con ella se puede lograr la introspección. El Visuddhimagga (El Camino de la Purificación) incluye este tipo de meditación entre aquellas que permiten alcanzar la concentración y por lo tanto seguiremos el mismo criterio.

Después tenemos los cuatro estados sublimes (brahma-vihāra): benevolencia (mettā), compasión (karuṇā), alegría ante el éxito de los demás (muditā) y ecuanimidad (upekkhā); las cuatro absorciones inmateriales (arūpa-jhāna); la meditación del aspecto repugnante del alimento (āhāre paṭikkūlasaññā). Todas éstas son meditaciones para la concentración.

La meditación en los cuatro elementos (mahā-bhūta) del cuerpo se denomina análisis de los cuatro elementos (catudhātuvavatthāna). Esta meditación permite alcanzar la concentración y también ayuda a desarrollar la introspección.

Todos estos cuarenta tipos de meditación son para desarrollar la concentración. Solamente la respiración y el análisis de los cuatro elementos tienen que ver con la introspección. Los otros tipos de meditación no conducen a la introspección. Si desea alcanzar la introspección, deberá trabajar un poco más.

Regresando a nuestra pregunta original: ¿Cómo desarrollamos la introspección? La repuesta es: La desarrollamos meditando en los cinco agregados de la adherencia (pañcupādānakkhandha).
Los agregados de la adherencia son los componentes materiales y mentales del ser. 

Estos componentes se pueden tomar con deleite, con apego, este caso se denomina “adherencia a los
objetos sensuales,” o se pueden tomar con concepciones, este caso se llama “adherencia por medio de concepciones erróneas.” Usted debe meditar en estos componentes o agregados y comprender cómo son realmente. Si no medita en ellos, se asociará a ellos con apego y concepciones erróneas.

Una vez que los comprende como realmente son, ya no se apegará a ellos. Es de esta manera como
se desarrolla la introspección. Ahora discutiremos los cinco agregados de la adherencia en detalle.

AGREGADOS

Los cinco agregados de la adherencia son la materia o forma (rūpupādānakkhandha), las sensaciones (vedanupādānakkhandha), la percepción (saññupādānakkhandha), las formaciones mentales (saṅkhārupādānakkhandha) y la conciencia (viññāṇupādānakkhandha). ¿Qué son ellos?

Son las cosas que experimentamos todo el tiempo. No debe ir a otra parte para encontrarlos. Ellos están en usted. Cuando ve algo, ellos están allí en lo que ve. Cuando escucha algo, ellos están en lo que escucha. Cuando huele, gusta, toca o piensa, ellos están allí en lo que huele, gusta, toca o
piensa.

Cuando uno dobla, estira o mueve sus miembros, los agregados están allí en la inclinación, la extensión o el movimiento. Pero uno no sabe que ellos son los agregados. Esto es porque no ha meditado en ellos y por lo tanto no los conoce como realmente son. No conociéndolos, uno se adhiere a ellos con apego y falsas concepciones.

¿Qué ocurre cuando uno se inclina? Todo comienza con la intención de inclinarse. Después vienen las propiedades materiales de la acción de inclinarse una después de la otra. En la intención de inclinarse hay cuatro agregados mentales. La mente que tiene la intención de inclinar es la conciencia. Cuando uno piensa o desea inclinarse y luego realiza la acción, podría sentir placer o
desplacer o indiferencia. Si cuando uno se inclina, siente placer, la sensación es placentera. Si cuando se inclina, siente desplacer, insatisfacción o enojo, la sensación es desagradable. Si se inclina con indiferencia, la sensación es neutral. De este modo, cuando desea inclinarse, el agregado de las sensaciones está presente. También existe la percepción, el agregado que distingue tanto la intención como la acción de inclinar. También está presente el estado mental que lo incita a inclinarse; es como si estuviera diciendo “¡inclínate! ¡inclínate!” Éste es el agregado de las formaciones mentales. De tal modo que en la intención de inclinarse, uno tiene las sensaciones, la percepción, las formaciones mentales y la conciencia; los cuatro agregados mentales. El movimiento de inclinarse es materia o forma; es el agregado material. De esta manera la intención de inclinarse y la acción de inclinarse, ambas conforman los cinco agregados.

Así, en el acto de doblar un brazo hay cinco agregados. Se mueve una vez y los cinco agregados están presentes. Se mueve nuevamente y los cinco agregados otra vez están presentes.

Cada movimiento requiere de los cinco agregados. Si no ha meditado correctamente en los cinco agregados y no los conoce correctamente, no necesitamos decirle qué es lo que ocurre. Averigüe por usted mismo.

Bien, uno piensa: “deseo moverme” y “me muevo.” ¿No es así? Todo el mundo piensa igual. Pregúntele a los niños, ellos le darán la misma respuesta. Pregúntele a los adultos que no pueden ni leer ni escribir, obtendrá la misma respuesta. Pregúntele a alguien que puede leer, la misma respuesta; incluso él le dará una explicación. Pero por el hecho de que es una persona culta, que ha leído, podría inventar respuestas que se adecuen a las Escrituras y responder: “mente y materia.” Esto no es lo que sabe por su propia experiencia; sólo invenciones para adecuarse a las Escrituras. En el fondo piensa: “Soy yo el que tiene la intención de moverse. Soy yo el que se mueve.” Él también piensa: “Éste he sido en el pasado, ahora en el presente y seré en el futuro. Yo siempre he existido.” Este modo de pensar es llamado noción de permanencia. Nadie piensa: “Esta intención de moverse existe solamente ahora.” En general la gente siempre piensa: “Esta mente existió antes. El mismo yo que ha existido antes ahora piensa moverse.” Ellos también piensan: “El yo que piensa, existe ahora y continuará existiendo.”

Cuando uno dobla o mueve sus miembros, piensa: “Los mismos miembros que han existido antes son los que se mueven ahora. El mismo yo que ha existido antes es el que se mueve ahora.”

Después de moverse, piensa nuevamente: “Estos miembros, este yo, siempre han existido.” Nunca se le ocurre pensar que ellos cesan de existir. Esto también es la noción de permanencia. Es adherirse a aquello que es impermanente como permanente, adherirse a aquello que es impersonal, sin ego, como personal, como ego.

Después, cuando uno se dobla o estira de acuerdo a su voluntad, piensa que es muy agradable. Por ejemplo, si su brazo está rígido, lo mueve o lo acomoda y la rigidez desaparece. Se siente a gusto; piensa que es agradable; piensa que es la felicidad. Los bailarines profesionales y aficionados se doblan y extienden mientras bailan y piensan que hacer esto es muy agradable. Ellos se deleitan en esta actividad y están a gusto consigo mismos. Cuando uno conversa con otras personas, a menudo mueve la cabeza y las manos y se siente a gusto. Uno cree que es la felicidad.

Cuando algo de lo que hace es exitoso, nuevamente cree que está muy bien; cree que es la felicidad.

Es de esta manera como se apega a aquello que es placentero. Toma aquello que es impermanente
como permanente y se deleita u obtiene placer. Lo que no es felicidad, lo que no es personal, sino
solamente los agregados de mente y materia, lo considera como felicidad, como algo personal y se deleita. Se deleita en ellos y se apega a ellos. Uno los confunde con una entidad permanente o ego y se apega a ellos.

De este modo, cuando uno dobla, extiende o mueve los miembros, el pensamiento: “me doblaré” es un agregado de la adherencia. La acción de doblar es un agregado de la adherencia.

Pensar: “me estiraré” es un agregado de la adherencia. La acción de estirar es un agregado de la adherencia. Pensar: “me moveré” es un agregado de la adherencia. El moverse es un agregado de la
adherencia. Cuando nos referimos a meditar en los agregados de la adherencia, nos estamos refiriendo precisamente a esto.

Lo mismo ocurre cuando vemos, oímos, etc. Cuando uno ve, la base del sentido de la vista, la sensibilidad visual, está presente. Lo mismo ocurre con el objeto visual. Ambos (la sensibilidad visual y el objeto visual) son propiedades materiales. Ellos no tienen la capacidad de conocer. Si uno no medita cuando está viendo, se apegará a los objetos visuales. Piensa que todo el mundo material, incluyendo el objeto visual, es permanente, hermoso, bueno y substancial, y se apega a él.

De esta forma, la sensibilidad visual y el objeto visual son agregados de la adherencia. Y cuando ve, la conciencia visual también está presente. Son los cuatro agregados mentales. La mera conciencia visual es el agregado de la conciencia. El placer o desplacer asociado con la conciencia visual es el agregado de las sensaciones. Aquello que percibe el objeto visto es el agregado de la percepción. Aquello que dirige la atención al objeto visual es el agregado de las formaciones mentales. Ellos constituyen los cuatro agregados mentales.

Si uno no medita cuando ve, tiende a creer que la conciencia visual: “ha existido antes y existe ahora.” O cuando ve cosas agradables, piensa: “ver es agradable.” Y pensando de esta manera, uno va tras las cosas visuales agradables para disfrutarlas. Uno va al teatro y al cine a costa del sueño, salud y dinero porque cree que hacer esto es bueno. Si no creyera que es bueno, no iría a malgastar su dinero o arruinarse la salud. Creer que aquello que ve o disfruta es “yo” o “yo estoy disfrutando,” es tomar el objeto con apego y concepciones erróneas. Como ellos se apegan, la mente y materia que se manifiestan en la conciencia visual se denominan agregados de la adherencia.

Uno se apega de la misma forma cuando oye, huele, gusta, toca y piensa. Y se apega más todavía a la mente que piensa, imagina y reflexiona, se apega como el yo, como el ego. De este modo, los cinco agregados de la adherencia no son otra cosa que la mente y materia que se manifiestan a través de las seis puertas cada vez que uno ve, oye, siente o percibe. Uno debe tratar de comprender estos agregados como son. Meditar en ellos y comprender cómo son ellos; éste es el conocimiento de la introspección.

Mahasi
CONOCIMIENTO Y EMANCIPACIÓN

“Vipassanā consiste en meditar en los cinco agregados de la adherencia.” Esto es de acuerdo con las enseñanzas del Buddha. A las enseñanzas del Buddha se les llama Suttas, cuyo significado es “hilo.” Cuando el carpintero está por cortar o cepillar madera, primero traza una línea recta con un hilo. De la misma manera, cuando decidimos seguir la vida de la pureza, nosotros usamos el “hilo” o Sutta para trazar líneas rectas a nuestras acciones. El Buddha nos ha dado lineamentos o instrucciones sobre el modo de adiestrarnos en moralidad, cómo desarrollar la concentración y cómo hacer surgir la sabiduría. No podemos desviarnos de la línea y actuar a nuestro gusto. Con respecto a la meditación en los cinco agregados citamos aquí algunos extractos de las discursos:

La forma material, bhikkhus, es impermanente. Aquello que es impermanente es sufrimiento.
Aquello que es sufrimiento es impersonal. Aquello que es impersonal no nos pertenece, no es uno
mismo, no es mi persona. Uno debería discernir esto, como realmente es, con Recto Entendimiento
(S. ii 19).


Debemos meditar para poder comprender que el agregado material es realmente impermanente, sufrimiento e impersonal. Debemos meditar igualmente en las sensaciones, la percepción, las formaciones mentales y la conciencia. ¿Cuál es la utilidad de contemplar estos agregados como impermanentes, como sufrimiento y como impersonales? El Buddha nos dice:

Contemplando en todas estas cosas de esta manera, el discípulo de los Ariyas desecha el agregado
material, desecha las sensaciones y el resto (S. iii 68).

Aquél que ha comprendido la impermanencia, el sufrimiento y la naturaleza impersonal de los cinco agregados siente hastío de la materia, de las sensaciones, de la percepción, de las formaciones mentales y de la conciencia.

Desechándolos, él se torna desapasionado.

Esto significa que él ha alcanzado el sendero de los Ariyas.

Cuando es desapasionado, él se ha liberado.

Una vez alcanzado el sendero de los Ariyas en donde las pasiones han sido eliminadas, él también ha alcanzado las cuatro fruiciones de emancipación de las impurezas.

Y cuando él se ha liberado, el conocimiento “soy libre” despierta en su conciencia.
Cuando uno se ha liberado, conoce por sí mismo que eso ha ocurrido. En otras palabras, cuando se ha convertido en un Arahant, con las impurezas mentales extinguidas, tiene el conocimiento de que las impurezas han sido erradicadas.

Todos estos extractos provienen del Yad anicca Sutta y hay numerosos discursos de este tipo. La totalidad del Khandhavagga Saṃyutta es una colección de ellos. Dos de estos discursos merecen destacarse: Sīlavanta Sutta y Sutavanta Sutta. En ambos discursos el venerable Mahā Koṭṭhika hace preguntas al Venerable Sāriputta, quien responde breve pero muy claramente. Mahā Koṭṭhika pregunta: “¿Qué es, amigo Sāriputta, lo que debe ser atendido correctamente por un bhikkhu de hábito moral puro?”

Consideremos el atributo “hábito moral” en esta pregunta. Si deseamos practicar vipassanā con el objetivo de alcanzar el sendero, la fruición y el Nibbāna, el mínimo requisito es tener hábito moral puro. Si uno no posee hábito moral puro, no puede esperar alcanzar la concentración y la introspección. El Venerable Sāriputta responde:

Los cinco agregados de la adherencia, amigo Koṭṭhika, son las cosas que deben ser correctamente atendidas por un bhikkhu de hábito moral puro. Éstos deben ser contemplados como
impermanentes, como sufrimiento, como enfermedad, como una llaga, como una espina, como malsanos, como un mal, como ajenos, como vacíos de substancia, como corrompidos.


¿Cuál es el beneficio de meditar de esta forma? Sāriputta continúa:

Realmente, amigo, existe la posibilidad de que un bhikkhu de hábito moral puro, contemplando correctamente en estos cinco agregados como impermanentes, etc., alcance el estado de entrada en la corriente (Sotāpanna).

Si uno desea alcanzar el estado de entrada en la corriente y nunca más renacer en los cuatro estados de sufrimiento, debería meditar en los cinco agregados de la adherencia para poder comprender su impermanencia, el sufrimiento y la impersonalidad.

Pero esto no es todo. Uno también puede realizar el estado de Arahant. El Venerable Mahā Koṭṭhika continúa preguntando:

¿Qué cosas, amigo Sāriputta, deberían ser atendidas correctamente por un bhikkhu que ha entrado en la corriente?
El Venerable Sāriputta responde que son los mismos cinco agregados de la adherencia los que deben ser contemplados correctamente por uno que ha entrado en la corriente. Éstos deben ser contemplados como impermanentes, como sufrimiento y como impersonales. ¿El resultado? Él
alcanza el estado de un retorno (Sakadāgāmī). ¿En qué medita la persona que retorna una vez?

Nuevamente en los cinco agregados de la adherencia. Él luego alcanza el estado de no retorno (Anāgāmī). ¿En qué medita la persona que no retorna? En los cinco agregados nuevamente. Ahora él alcanza el estado de Arahant. ¿En qué medita un Arahant? Nuevamente en los cinco agregados.

Entonces, está claro que las cosas en que uno debe meditar son los cinco agregados, aun cuando se ha alcanzado el estado de Arahant.

¿Cuál es el beneficio para el Arahant de meditar de esta forma? ¿Alcanzará el estado de Buddha silencioso o Buddha supremo? No, ninguno de los dos. El Arahant no renacerá y alcanzará el Nibbāna. El Arahant no tiene impurezas mentales que eliminar o calmar. Todas las impurezas han sido eliminadas y calmadas. De tal modo que él no tiene nada más que desarrollar para eliminar las impurezas no erradicadas o para calmar aquellas que permanecen sin calmar.

Tampoco posee hábito moral, concentración o sabiduría que aún necesiten perfeccionamiento.

Todos los hábitos morales, concentración y sabiduría que necesitaban perfeccionamiento ya han sido perfeccionados. Entonces, él no tiene necesidad de trabajar para la perfección de aquello aún no perfeccionado, ni tiene necesidad de aumentar aquello ya perfeccionado. La práctica de vipassanā no trae estos beneficios al Arahant.

Uno de los beneficios que el Arahant alcanza meditando en los agregados es vivir feliz en este mundo. A pesar de ser un Arahant, si él no medita, desasosiego e inquietud se originarán eventualmente en las seis puertas de los sentidos. Desasosiego, en este contexto, no significa aflicción mental. Cuando los objetos se presentan continuamente en las seis puertas, no obstante ser un Arahant, él no encuentra paz mental. Eso es todo. Esto también ocurre a aquellos que meditan y no son Arahant, especialmente cuando están inmersos en la práctica de meditación y estos objetos sensuales se presentan. Cuando regresan a sus hogares del centro de meditación, ellos ven esto, oyen aquello, participan en conversaciones de negocios, y pierden totalmente la paz mental.

Entonces, algunos regresan al centro de meditación. Para otros, sin embargo, el desasosiego no dura
mucho tiempo, solamente cuatro, cinco o diez días. Pronto, muy pronto, el espíritu del hogar los recupera y ellos están felices con su vida y ocupados de nuevo en las actividades hogareñas. El Arahant nunca regresa a estos viejos hábitos. Si se encuentra con diversos objetos sensoriales sin
meditación, sólo experimenta desasosiego. Únicamente cuando está absorto en la práctica de meditación, él encuentra la paz mental. De esta forma, la meditación en los cinco agregados de la
adherencia le permite al Arahant vivir feliz en este mundo.

Mientras practica meditación intensamente, la atención plena y la comprensión de la impermanencia, el sufrimiento y la impersonalidad continúan surgiendo en él. Éste es otro beneficio. El Arahant en quien la atención plena y la comprensión continúan surgiendo gracias a la práctica de meditación es llamado satata-vihārī (aquél que vive contemplando constantemente). Tal persona puede disfrutar del estado de fruición en cualquier momento y por la duración que desee.

Para disfrutar de estos dos beneficios, vivir feliz en esta vida y atención plena y comprensión, el Arahant vive constantemente en contemplación.

Las mencionadas arriba son las respuestas dadas por el Venerable Sāriputta en el Sīlavanta Sutta. Estas respuestas se encuentran también en el Sutavanta Sutta. La única diferencia está en los términos Sīlavanta, “de hábito moral” o “virtuoso,” y Sutavanta, “instruido” o “bien informado.”

El resto de las palabras son similares. En base a estos dos discursos y otros discursos sobre los agregados, se ha formulado el dictamen:

El conocimiento de introspección se alcanza meditando en los cinco agregados de la adherencia.
Regresando ahora al apego que surge a través de las seis puertas de los sentidos. Cuando la gente tiene conciencia visual, creen de ellos mismos o de los demás, que son permanentes, que han existido antes, que existen ahora, que existirán en el futuro, que existirán siempre. Se creen felices, buenos o hermosos. Se conciben como entidades permanentes. Piensan de la misma manera cuando oyen, huelen, gustan o tocan. El sentido del tacto está extendido en todo el cuerpo, en donde hay carne y sangre. Y cuando el sentido del tacto surge, se origina el apego. El doblar, el extender o el movimiento de los miembros mencionados anteriormente son todos ejemplos del sentido del tacto.
También lo son los movimientos tensos de dilatación y contracción del abdomen. Más adelante regresaremos a este punto en detalle.

Cuando uno piensa o imagina, lo hace así: “El yo que ha existido antes está pensando ahora.
Después de pensar, yo continúo existiendo.” De esta manera uno mismo se concibe como permanente, como poseedor de un ego. También cree que el pensar o el imaginar es agradable, muy placentero. Uno cree que es la felicidad. Si alguien le dice que el pensar desaparecerá, no puede
aceptarlo. No siente agrado por ello. Esto es porque uno se apega al pensar.

De esta forma, uno se apega a cualquier objeto que surge a través de las seis puertas de los sentidos como permanente, como agradable, como ego o entidad permanente. Uno disfruta del objeto, se apega al mismo y toma el objeto con concepciones erróneas. Uno debe meditar en estos cinco agregados a los que se puede adherir.

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