"Si hay una constante en todas las fuentes de yoga, esa es su insistencia en el carácter “secreto” de su enseñanza. El secretismo es la forma de salvaguardar la transmisión íntegra y protegerla de contaminaciones externas. Aunque actualmente el acceso a todo tipo de información es libre, rápido y cómodo, el carácter secreto del yoga sigue estando vigente. Cabe distinguir entre “información”, a la cual se puede acceder de manera casi ilimitada, y “conocimiento”, cuyo acceso está tan restringido hoy como siempre lo ha estado. En la tradición india, el conocimiento es un bien que se merece y conquista, no un derecho que tienen todos los hombres por igual, a modo de como se entiende en el mundo moderno. Tradicionalmente, el acceso a los textos clásicos estaba restringido a iniciados en yoga, principalmente porque su comprensión dependía directamente de su práctica. De esta forma, se evitaban malas lecturas manteniendo la escritura en secreto. Actualmente, casi todo el mundo puede tener acceso a la lectura de estas obras o a alguna de sus traducciones. Sin embargo, de todos los que tendrían acceso a la lectura, verdaderamente muy pocos se interesarán por las obras, y de esos, otros pocos las leerán. De esos escasos lectores, alguno será practicante de yoga. Y de esos practicantes, quizá alguno llegue a comprender su contenido. De esta manera, se puede entender que la restricción de este tipo de textos sigue siendo la misma que cuando fueron redactados por primera vez. La única diferencia es que tradicionalmente se evitaban las lecturas inapropiadas a través del secretismo, y en el mundo moderno, el libre acceso a la información propicia que algunos confundan “información” con “conocimiento”. Más allá de esas distinciones, el conocimiento verdadero sigue estando protegido como siempre lo estuvo." - José A. Offroy Arranz

viernes, 28 de agosto de 2015

PADMA PURANA: Gita Mahatmya - Vyasadeva - part 2

Las glorias del Capítulo Tres

El Señor Visnu dijo, "Mi querida Lakṣmī, en la ciudad de Janasthan, había un brāhmana, de nombre Jada, quien nació en la dinastía de Kaushik. Ese brāhmana, abandonó las actividades religiosas ordenadas en los śāstras, para la clase brahmínica, y adoptó muchas actividades irreligiosas. Era muy aficionado a apostar y a beber, a cazar y a visitar a las prostitutas. De esta forma, perdió su salud. Fue a los países del Norte, en un viaje de negocios. Mientras estaba allí, ganó mucha riqueza y decidió volver a Janasthan. Luego de haber recorrido una gran distancia, descubrió que estaba en un lugar muy desierto. Un día, cuando el Sol se ponía y todo era envuelto en la oscuridad, decidió ir a pasar la noche debajo de un árbol. Mientras descansaba, vinieron algunos ladrones y lo golpearon hasta morir, robándole su riqueza. Dado que Jada había abandonado todas las actividades religiosas y llevado una vida pecaminosa, después de su muerte, obtuvo la forma de un fantasma.

El hijo de Jada era muy religioso y erudito en los śāstras Védicos. Cuando observó que su padre no había regresado a Janasthan después de tanto tiempo, decidió ir a buscarlo. Viajó por muchos días, aquí y allá, preguntando a todos los viajantes con los que se encontraba acerca de su padre. Un día, conoció a una persona que había conocido a su padre, y le informó lo que había sucedido. Cuando el hijo de Jada se enteró de la muerte de su padre, decidió ir a Kāśī (Benarés), a ofrecer piṇḍa (adoración), para la liberación de su padre de la condición infernal. La noche de su viaje, sucedió que fue a descansar al mismo árbol en que su padre había sido matado. En ese sitio, a la noche, celebró su adoración diaria al Señor Krsna, y también recitó el Tercer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā. Al completar su recitado, se oyó un sonido fuerte proveniente del cielo. Cuando miró hacia arriba, vio a su padre allí, y frente a sus ojos, la forma de su padre cambió a un ser muy hermoso, que tenía cuatro manos y usaba un dhotī amarillo. Su cuerpo era del color de una nube de lluvia oscura, y la refulgencia de su cuerpo, brillaba en todas direcciones. En ese momento, su padre le ofreció reverencias. El hijo le preguntó al padre el significado de estos sucesos maravillosos. El padre dijo, "Mi querido hijo, tú recitaste el Tercer Capítulo delŚrīmad Bhagavad-gītā, y así me liberaste de la forma de fantasma que recibiera debido a mis actividades pecaminosas pasadas. Ahora, debes regresar a casa, pues el propósito por el cual viajabas a Kāśī (Benarés), ha sido alcanzado por tu recitado del Tercer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā.

Cuando el hijo preguntó al padre si había alguna otra instrucción para él, el padre dijo, "Mi hermano también ha llevado una vida muy pecaminosa y está sufriendo en alguna parte de las oscuras regiones del infierno. Si tú quieres liberarlo, y a otros ancestros nuestros, que están sufriendo aquí y allá, en diferentes especies en el universo material, entonces, ten la amabilidad de recitar el Tercer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā. Por ese recitado, ellos lograrán una forma similar a la del Señor Visnu e irán a Vaikuntha.

Cuando el hijo oyó las instrucciones del padre, replicó, "Si ese es el caso, entonces recitaré el Tercer Capítulo, hasta que todas las almas que están atrapadas en la vida infernal sean liberadas". En ese instante, su padre lo bendijo con las palabras, Así sea. Luego, llegó un aeroplano del mundo espiritual de Vaikuntha, y llevó al padre a su destino.

Seguidamente, el hijo regresó a Janasthan y se sentó frente a la Deidad del Señor Krsna, y con el deseo de liberar a todas las almas condicionadas en la condición infernal, comenzó a recitar el Tercer Capítulo del Śrīmad Bhagavad-gītā. Mientras su recitado proseguía día tras día, el Señor Visnu envió a Sus mensajeros, los Visnudutas, al reino de Yamarāja, quien está a cargo de administrar el castigo a las entidades vivientes pecaminosas. Cuando los Visnudutas llegaron frente a Yamarāja, le informaron que tenían un mensaje del Señor Visnu, Quien está yaciendo en el lecho de Ananta-Śesa, en el océano de leche. Le dijeron que el Señor Visnu preguntaba por su bienestar y tambièn le ordenaba liberar a todas las almas condicionadas que estaban sufriendo en el infierno. Cuando Yamarāja oyó esta instrucción del Señor Visnu, de inmediato liberó a todas las almas condicionadas del infierno, y luego fue personalmente con esos Visnudutas al océano de leche, conocido como Śvetadvīpa, para tener el darśana del Señor Visnu. Cuando llegó allí, vio al Señor Visnu yaciendo en la cama de Ananta-Śesa. Su cuerpo tenía la efulgencia de soles. Y Laksmī-Devī, la Diosa de la Fortuna, masajeaba Sus pies. Estaba rodeado por todos lados por rishis, sabios y semidioses, guiados por el Señor Indra, quienes cantaban las alabanzas al Señor Visnu. El Señor Brahmā, quien también estaba presente, recitaba los Vedas. Yamarāja cayó y ofreció sus respetos ante el Señor Visnu, y pronunciò la siguiente plegaria: "Mi querido Visnu, Tú eres el bienqueriente de todas las almas condicionadas. No hay límite para Tus glorias. De Tí han provenido los Vedas. Tú eres el tiempo. Y en el curso del tiempo, Tú destruyes todas las cosas. Tú eres la causa y el sustentador de los tres mundos, y Tú eres la Superalma en el corazón de todos, quien dirige sus actividades. Tú eres el guru del universo entero, y la meta de todos los devotos. Oh, el de los ojos de loto, por favor acepta mis reverencias una y otra vez. Tus glorias son infinitas".

De esta forma, Yamarāja, con las manos juntas, ofreció sus respetos al Señor Visnu. "En cuanto a Tus instrucciones, he liberado a todas las almas condicionadas del infierno. Luego, ten la amabilidad de ordenarme qué trabajo deseas que ejecute ahora". El Señor Visnu replicó en una voz tan profunda como el trueno, y tan dulce como el néctar, "Mi querido Dharmarāja (Yamarāja), tú eres igual a todos. Y no necesito ordenarte tus deberes. Ten la amabilidad de regresar a tu morada, con todas Mis bendiciones, y continúa con tu deber".

En ese momento, el Señor Visnu desapareció de la visión de Yamarāja, y Yamarāja regresó a su morada. Luego que el brāhmaṇa hubiera liberado triunfalmente a todos sus ancestros y al resto de las almas condicionadas del infierno, vinieron los Visnudutas y lo llevaron a la morada del Señor Visnu, donde pudo ocuparse en el servicio de los pies de loto de la Suprema Personalidad de Dios, eternamente.


Las glorias del Capítulo Cuatro

El Señor Visnu dijo, "Mi querida Laksmī, ahora te describiré las glorias del Cuarto Capítulo del Śrīmad-Bhagavad-gītā.


En la ribera del río Ganges, hay una ciudad de nombre Kasi (Benares) donde vivía un gran santo, de nombre Bharata, en el templo de Viśvanatha. Diariamente, con suma devoción, el solía recitar el Cuarto Capítulo del Śrīmad-Bhagavad-gītā. Previamente, cuando Bharata había estado viajando en peregrinaje, había ido a la ciudad de Tapodan, a tomar darśana de la Deidad del Señor Krsna. Al salir de la ciudad, vió dos árboles de frutos baer. Decidiendo tomar descanso debajo de la sombra de dichos árboles, se recostó, usando la raíz de uno de los árboles como almohada, y la raíz del otro, para descansar sus pies.

Al cabo de cierto tiempo, cuando Bharata se alejó de ese lugar, los dos árboles comenzaron a secarse, y al cabo de cinco o seis días, ambos árboles se secaron y murieron. Las dos almas que habían estado viviendo en esos árboles, tomaron su siguiente nacimiento como las hijas de un brāhmaṇa muy piadoso. Una vez, cuando esas niñas habían llegado a la edad de siete años, habían ido en peregrinaje a Kasi (Benares). Mientras deambulaban por Kasi, sucedió que vieron al gran sabio Bharata. Cuando vieron a Bharata Mahārāja, fueron de inmediato a caer a sus pies y con dulces palabras, dijeron, "Oh, Mahārāja Bharata, debido a tu misericordia, hemos sido liberadas de la forma de vida de árbol". 

Cuando Bharata Mahārāja oyó su declaración, se sorprendió. Les preguntó, "mis queridas hijas, ¿dónde y cuándo entré yo en contacto con ustedes, y las liberé de la forma de árboles? Tengan la amabilidad de informarme también cómo obtuvieron la forma de árboles. No sé nada sobre ese tema". De ahí en más, esas dos niñas informaron primero a Mahārāja Bharata la razón por la que obtuvieron la forma de árboles.

"Mahārāja, en la orilla del Río Godavari, hay un lugar sagrado, de nombre Chinapap. En ese lugar, había un ṛishi, de nombre Sacatapa. El estaba realizando austeridades muy grandes y difíciles. En la estación calurosa, solía sentarse sobre muchos fuegos, y en la estación fría, solía pararse en el río helado. Con el transcurso del tiempo, se volvió completamente puro, y tuvo un control completo de los sentidos, y lentamente llegó a los Pies de Loto de la Suprema Personalidad de Dios, el Señor Krsna. El Señor Brahmā comenzó a visitarlo diariamente, para tomar el darśana de Sacatapa y le hacía preguntas sobre el servicio devocional al Señor Kṛṣṇa. El Señor Indra, mientras tanto, se estaba preocupando mucho al observar la elevada posición de Sacatapa, pensando que él podría usurpar su propia posición como rey del cielo. En ese momento, el Señor Indra nos llamó a dos de nosotras, quien en ese nacimiento éramos apsarās en el reino celestial, y nos ordenó, "Vayan y causen la caída de Sacatapa, antes de que trate de usurpar mi posición".

Después de recibir las órdenes del Señor Indra, nos retiramos de su presencia y fuimos a la orilla del Río Godāvarī, donde Sacatapa estaba realizando austeridades. En ese sitio, ambas comenzamos a cantar y a bailar muy provocativamente, cerca de Sacatapa, con la intención de causar que el santo se ocupara en una relación sexual con nosotras. Mientras danzábamos, nuestras ropas cayeron y nuestros pechos fueron visibles. En ese instante, tomando agua en su mano, el sabio nos maldijo con las siguientes palabras:


"Ustedes dos, vayan y conviértanse en árboles, en la ribera del río Ganges". Al oír su maldición, ambas caímos a sus pies e imploramos su perdón. "Mi querido sabio, por favor perdónanos, pues simplemente somos sirvientas del Señor Indra". Al ver nuestra actitud sumisa, el sabio se sintió complacido y nos informó que permaneceríamos como árboles hasta que Mahārāja Bharata entrara en contacto con nosotras. Y el también nos bendijo, para que recordáramos nuestros nacimientos previos.

"Mi querido Mahārāja Bharata, en el momento en que tú visitaste Tapodan, descansaste debajo nuestro, cuando estábamos en la forma de árboles y recitaste el Cuarto Capítulo del Śrīmad-Bhagavad-gītā. Y por oír ese recitado, no sólo nos liberamos de esa forma de vida de árbol, y obtuvimos nacimiento en una familia de devotos, sino que también perdimos nuestro deseo de disfrutar en este mundo material".

El Señor Visnu dijo, "Mi querida Laksmī, cuando esas dos niñas recitaron su historia delante de Mahārāja Bharata, el se puso muy feliz y partió para su āśrama. Esas dos niñas recitaron toda su vida el Cuarto Capítulo del Śrīmad-Bhagavad-gītā, y obtuvieron devoción por Mis Pies de Loto.

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